Tras una vida dedicada al trabajo y cultivando sus aficiones, el vecino acaba de cumplir 100 años recordando los viajes con sus compañeros de la Asociación de Jubilados.
Con cien años recién cumplidos y camino de los 101, con una sonrisa, José Fernández llegó a Boecillo de manera casual, y aunque sus orígenes se encuentran en la localidad leonesa de San Juan de Torres, este longevo vecino siente el municipio vallisoletano como su hogar y el lugar donde ha vivido una larga y feliz vida. Su primer destino en la provincia fue Laguna de Duero, pero cuando la oportunidad de un terreno en Boecillo se le puso delante no dudó en cogerla al vuelo. Así, este pequeño pueblo se convirtió en su casa y donde llegaría a cumplir la friolera de 100 años.
Como boecillano, José trabajó en la gasolinera local, un empleo al que acudía con algo de «miedo» por lo común de los atracos en aquella época, pero donde también atesora graciosos recuerdos como el hecho de no saber dónde echar la gasolina en su primer día debido a que él carecía de carnet y de coche. Además, también perteneció a la Hermandad de Labradores, gracias a lo cual fue concejal en el Ayuntamiento a los tres meses de llegar a la villa.
Pero si por algo ha destacado en el municipio es por ser el impulsor y fundador de la Asociación de Jubilados ‘La Olma’. Primer presidente de la misma, recuerda con anhelo lo bien que lo pasaban en sus muchos viajes recorriendo España en autobús al son de las risas de los asociados y la multitud de canciones que entonaban en los trayectos.
Ahora, como una de los socios más longevos, su tiempo lo dedica al huerto con el que cuenta en su casa y a leer, dos de sus grandes pasiones, mientras espera paciente y rodeado de sus seres queridos a soplar las velas de un nuevo año en su centena.
