22 de julio de 2025
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“La gastronomía inglesa es mucho más que fish and chips, pero como el sabor de la fruta y la verdura españolas no hay nada”

Laguneros por el mundo

21 de julio de 2025

Rebeca Carrascal lleva diez años viviendo en Inglaterra, y aunque su vida y su familia están allí ahora mismo, algunas de las cosas que más echa de menos de nuestro país son la comida y, “sobre todo”, las fiestas de Laguna de Duero

La lagunera Rebeca Carrascal Redondo salió de su casa hace diez años para disfrutar de una beca Erasmus, una experiencia que para ella era cumplir un sueño, pues siempre había deseado vivir una temporada en Inglaterra y por fin iba a conseguirlo. Pero lo que no sabía es que ese sueño se iba a convertir en mucho más y que los seis meses iniciales que iba a estar fuera pasarían a ser años, el inglés sería su idioma oficial y este país su casa y el lugar donde formaría una familia.

Según recuerda, al llegar estaba muy emocionada, pero los comienzos no fueron fáciles, pues su primer destino fue un pueblo cercano a la costa del Mar del Norte, Goathland, donde realizó sus prácticas del grado superior en un pequeño hotel en el que «los dueños eran muy exigentes y hacía de todo menos lo que estaba relacionado con mis estudios». Además, a eso le sumó el acento «tan cerrado» de los habitantes, que le hizo tener que ponerse las pilas con el inglés. Pero la joven no tiró la toalla, y decidida a hacer de ese tiempo una experiencia inolvidable aprendió a desenvolverse rápido y a «aguantar lo que me echaran en el trabajo». «Fue complicado, para qué nos vamos a engañar, pero no lo cambiaría por nada y estoy muy orgullosa de todo lo que conseguí y la gente que conocí en el camino».

Rebeca apunta que Goathland era un lugar «con mucho encanto, paisajes preciosos y muchas ovejas», pero se le quedaba pequeño, así que decidió mudarse a York, donde conoció a su actual marido, Joe, con quien más tarde se trasladó a Manchester, ciudad en la que reside actualmente y trabaja en una cadena de hoteles organizando eventos para trece hoteles diferentes de Inglaterra y Ámsterdam. Sobre esto, remarca que algo que le sorprendió fue lo fácil que le resultó encontrar empleo. «Mi sector tiene mucho potencial y hay bastante trabajo, y en mi caso me contrataron solo por mis estudios, sin experiencia, algo que no creo que hubiese pasado en España».

Explica que la vida en el país vecino es muy distinta, «no solo por el tiempo, aunque es verdad que no llueve tanto como la gente piensa, pero sí por su cultura y la forma de ser de los ingleses, que todo lo que tienen de educados, siempre con perdón y gracias en la boca, lo tienen de reservados, y se echa de menos la forma de ser cercana y abierta de los españoles». A esto suman las diferencias en lo culinario, pues aunque «Inglaterra es mucho más que fish and chips, y tienen platos deliciosos e interesantes, nada tiene que ver con nuestra cocina… ni tampoco con nuestras frutas y verduras frescas, ya que las de aquí no saben a nada y además son muy caras».

Pero si hay algo que Rebeca echa de menos por encima de todas las cosas de España es Laguna de Duero y sus fiestas. «Las verbenas, las capeas, el ambiente, las peñas, estar en la calle con tus amigos tomando algo y contando todo lo que ha pasado la noche anterior. Eso nunca lo he vivido en Inglaterra y es algo que me encanta». Por ello, revela que en sus planes de futuro a largo plazo entra la posibilidad de volver a España. «Es difícil tomar la decisión y si lo hacemos tendría que ser con un trabajo. Ahora tengo aquí a mi marido y mi hija, nuestra casa, amigos, trabajo… y aunque adoro España sería como empezar de cero», afirma.

Así pues, mientras ese momento llega, Rebeca contempla dar algún hermanito o hermanita a Ada, su hija, viajar y conocer más de Reino Unido, así como otros países del extranjero, e incluso no le importaría vivir una temporada en Dinamarca o Suecia, pero con la idea clara que si la mudanza es definitiva el destino será España.

Por su parte, anima a todo aquel que quiera irse a vivir fuera que no dude en dar el paso. «Hay que confiar en uno mismo y saber que si algo no va bien siempre se puede volver, pero quedarse con la duda solo hará que se arrepientan». Añade que, en su caso, se siente «muy feliz» de haber salido de casa en su día «y lo volvería a hacer una y mil veces». «Vivir fuera me ha cambiado la vida, me ha hecho más fuerte y me ha enseñado a valorar más las pequeñas cosas», concluye.

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