A lo largo de todo el verano, los residentes de CleceVitam Gerohotel han tenido ocasión de disfrutar de distintas actividades temáticas y culturales, excursiones y salidas para compartir, aprender y, sobre todo, vivir.
En la residencia CleceVitam Gerohotel, Laguna de Duero, la vida no se limita a sus paredes. En cada estación, pero especialmente en verano, sus residentes disfrutan de una agenda viva y dinámica, llena de actividades que no solo estimulan el cuerpo y la mente, sino que conectan con el mundo exterior y con la alegría cotidiana de pequeños y mayores y los lazos, regalos y tarjetas llenan cada rincón.
Durante este trimestre, las salidas han sido protagonistas. Una de las más esperadas fue la excursión a Campo Grande, el emblemático parque de Valladolid. Bajo la sombra de árboles centenarios y rodeados de palomas, pavos reales y fuentes, los residentes recorrieron su historia, sus curiosidades botánicas y hasta alguna leyenda contada entre risas. “Fue como volver a la infancia”, comenta Charo Alegre, mientras recuerda el olor a tierra húmeda y el sonido de las hojas al viento.
Tampoco han faltado las salidas dominicales al vermú, aprovechando el buen tiempo. Paseos al sol, charlas distendidas y un apertiivo en la terraza han sido el pequeño gran lujo de muchos fines de semana. Abel Lozano lo resume con una sonrisa: “Salir al vermú es como viajar sin moverse mucho. Vemos gente, charlamos, y nos sentimos parte del barrio”.
Una de las visitas más dulces fue la que hicieron en abril a la fábrica de chocolate artesanal Juan Ruiz, en Rueda. La historia familiar detrás de cada tableta, los aromas intensos del cacao y las degustaciones provocaron más de una emoción. “Era como estar en la película de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’, pero en versión real y vallisoletana”, bromeaba uno de los asistentes.
Un verano lleno de vida… también dentro de casa
Pero no todo sucede fuera. La residencia es, en sí misma, un espacio vivo. El patio, especialmente en verano, se convierte en un rincón de calma y encuentro. Allí se celebraron las Olimpiadas de verano, con juegos, risas y premios; se celebraron cumpleaños con aperitivos y refrescos; y se reflexionó en actividades como el Día de la Alegría, donde cada residente escribió qué le hace feliz en un gran árbol simbólico. “Este patio es mi rincón favorito, aquí leo, descanso y me reencuentro conmigo”, confiesa Abel, habitual de las tardes de sombra y libro en mano.
La programación del trimestre ha sido variada y pensada con mimo. Desde actividades cognitivas en torno a San Fermín, pasando por un animado Bingo de verano, hasta homenajes emotivos como el del Día de los Abuelos, con pancartas, frases conmovedoras y corazones llenos de recuerdos.
También ha habido momentos para la cultura: el Día de los Beatles, con canciones y lecturas de su historia; el cine con “Los dos Papas”, seguido de un debate enriquecedor; y encuentros como el del Día de la Virgen del Carmen, donde se mezclaron la fe, la historia y las experiencias personales.
En Gerohotel, cada semana es una oportunidad para compartir, aprender y, sobre todo, vivir. Dentro y fuera. Porque aquí, en esta residencia, se entiende que envejecer no es detenerse, sino seguir caminando, aunque sea con pasos más pausados y sabios.