Con la vista puesta en su crecimiento profesional como dj, el joven lagunero Iker Castro aún está asimilando su participación en el festival Monoloco, al tiempo que planea los bolos del verano y proyectos de futuro “muy prometedores”
Por casualidad, y por la mera curiosidad de un niño, como él mismo admite, la profesión de dj llegó a la vida de Iker Castro las navidades de 2019, cuando sin tener muy claro su deseo navideño pidió a los Reyes una mesa de mezclas que lo acercase un poco más a esos djs que veía en los vídeos de festivales de música electrónica como Tomorrowland. Pero lo que no sabía el lagunero es que lo que al principio fue un mero entretenimiento lo catapultaría a carteles de grandes festivales como Monoloco y a recorrer la provincia para hacer disfrutar con su música.
Con Alex Martini, Juanjo García y Sergei Rez como referentes, recuerda que la pandemia fue para él el descubrimiento de su talento, pues los meses de confinamiento lo llevaron a practicar a diario, convirtiendo su habitación en un pequeño estudio en el que poco a poco se iba cocinando el joven dj. Tras la retirada de las restricciones, Castro se dio cuenta de que «eso de ser dj no se me daba del todo mal», así que se matriculó en la Escuela de Dj de Valladolid, donde revela que adquirió toda su formación para, a partir de entonces, «aprovechar las oportunidades que me han ido dando».
Y su debut llegó en un lugar muy especial para él; su pueblo, ya que en plenas fiestas de San Pedro Regalado de hace tres años un pequeño bar de la localidad le brindó la oportunidad de estrenarse ante el público y, casualidades de la vida, la cancelación de la discomovida que al día siguiente tocaba en la Plaza de toros le dio una nueva ocasión para subirse a la cabina y hacer disfrutar a su pueblo. «Desde entonces ha ido todo un poco rodado, y pasito a pasito me he ido abriendo camino en el mundo de los djs», comenta.
Una tarea que compagina con sus estudios, ya que, a pesar de su trabajo ante los platillos, Iker Castro está estudiando primero de bachillerato, pues, según dice, «no sé si el futuro me llevará a ser profesional o lo tendré que compaginar, así que para mí ahora mismo mis estudios son muy importantes», y por eso ya tiene claro que una vez acabados estos estudios su idea es hacer el doble grado en Telecomunicaciones y Administración y Dirección de Empresas.
Pero su enfoque en los estudios no es ningún obstáculo para este prometedor dj, pues tal ha sido su crecimiento desde aquella primera mesa que recientemente ha tenido la oportunidad de pisar el escenario del festival Monoloco, algo que admite «ha sido una experiencia increíble». «Me presenté al concurso sin muchas esperanzas, y cuando gané no me lo podía creer. Monoloco siempre había sido un sueño y conseguirlo es algo para lo que no tengo palabras». Y es que este festival le dio la oportunidad no solo de cumplir un sueño, sino de compartir cabina con uno de sus ídolos, Alex Martini, una vivencia que aún está asimilando.
Para Iker, la experiencia ha marcado un antes y un después, y ya tiene la vista puesta en seguir creciendo y poder llegar algún día a festivales como Zevra o Medusa, pero por ahora se conforma con recorrer la provincia y pasar uno de los mejores veranos de su vida como dj, ya que, según revela, la época estival llega cargada de bolos no solo en Valladolid, sino también por toda Castilla y León o en fiestas como el LatinOlmedo.
Desde sus primeros pinitos en Laguna hasta llegar a Monoloco, el joven admite que cada escenario es diferente, pero la emoción que siente en su pueblo es única, ya que «allí está mi gente y no siempre pueden verme cuando pincho, por eso es más especial». Aún así, se entrega al máximo en cada puesta en escena y trabaja a diario para crear sesiones que puedan ser del gusto de todos los públicos, dado que a su modo de ver «el trabajo de un dj va más allá de su propio estilo, tiene que hacer que todo tipo de público disfrute y no encasillarse. Principalmente mi música es electrónica, pero dependiendo dónde vaya preparo un tipo de sesión u otra».
Aunque joven, Iker Castro tiene muy claras las cosas en cuanto a su futuro, y aunque lo más cercano es el verano, ya marca como próxima canción en su sesión profesional el crear «una fiesta diferente, que le guste a todo el mundo y en la que reúna a compañeros y amigos para hacer algo inolvidable y que puede ver la luz el año que viene».
