Veintidós alumnos y cinco profesores que compartieron aulas entre 1986 y 1994 celebraron el pasado fin de semana un emotivo reencuentro para celebrar los 25 años desde que dejaron el centro
El pasado 8 de junio el CEIP Miguel Hernández acogió la celebración del 25 aniversario de la promoción de alumnos de 1994. En total se reunieron veintidós alumnos y cinco profesores que compartieron aulas entre 1986 y 1994, a iniciativa de Rocío, Laura, Jesús y David, cuatro de los alumnos implicados con la colaboración, quienes contaron con el apoyo de la dirección y la secretaría del centro.
A las cinco de la tarde las puertas del colegio se abrieron para dar la bienvenida a aquellas personas que, poco a poco, fueron participando en la velada. «La calle se fue llenando de risas, abrazos, apretones de manos y besos que captaban la atención de los transeúntes para dar paso a una bienvenida en el vestíbulo del colegio. Los antiguos alumnos y maestros se pusieron al día de sus vidas y sus profesiones durante un buen rato para dar paso a una visita especial, dedicada, a las aulas y despachos donde, veinticinco años atrás, caminaron juntas esas mismas personas», narran los organizadores, quienes disfrutaron de una visita guiada por Cristina, la secretaria del colegio, que explicó cómo ha cambiado la metodología usada antes y cuál se utiliza ahora, aportando valor a la visita.
Posteriormente, en el salón de actos, se hizo una proyección de un vídeo recopilatorio de fotografías de los alumnos en los años noventa, excursiones y demás venturas, prestando especial atención a dos de los alumnos que por desgracia fallecieron y se les recuerda con nostalgia. La proyección fue seguida por un discurso ameno sobre el estilo de vida, música y televisión que hubo en aquella época y demás anécdotas personales de esos años que merecen ser recordadas por todos. Después se dio lectura a un breve y emotivo discurso sobre el paso fugaz de los años y la gente con quien compartimos nuestras vidas.
Finalmente el grupo repitió la misma fotografía que se hizo hace cinco lustros en las escaleras del patio del colegio, emulando aquella que hoy cuelga como orla de esa promoción en la pared de la sala de profesores del centro, para después coronar la velada con una cena y una celebración privada que se alargó hasta la madrugada. Todos los participantes se mostraron muy a favor de repetir periódicamente reuniones similares para celebrar la buena sintonía que hay entre ellos y recordar los momentos que compartieron juntos y que aún hoy se disfrutan.
