Marta Martínez e Inma Sanz, representantes de los equipos de baloncesto y fútbol sala del municipio, y protagonistas del pregón de las pasadas fiestas patronales, demandan más ayudas y un cambio de mentalidad para que las nuevas generaciones sigan sus pasos
Ni en la selección, ni en los equipos de élite. En Boecillo las verdaderas estrellas del deporte femenino se encuentran en los equipos de baloncesto y fútbol sala. Ellas tienen nombre y apellidos, y este año han llevado a su pueblo el mayor número de victorias deportivas que se recuerda. Una hazaña que se les ha reconocido haciéndolas protagonistas de las fiestas de septiembre como pregoneras.
Marta Martínez e Inmaculada Sanz defienden el baloncesto y el fútbol sala como deportes “muy bonitos” en los que “disfrutar” con amigas. Sin embargo, coinciden en que es “complicado” que las próximas generaciones sigan sus pasos, puesto que o bien “no hay casi afición por parte de las chicas”, en el caso del fútbol sala, o “no existe alguien que se dedique a formar” en baloncesto.
Veteranas en sus diferentes actividades, empezaron muy jóvenes a practicar sus deportes, y desde el primer momento que pisaron el campo supieron que habían encontrado su mayor afición.
Marta comenzó a practicar baloncesto a los 14 años, cuando una amiga le sugirió que se apuntase a las pruebas. “Nunca había jugado antes, pero como ya empezaba a ser alta me animé a probar, me cogieron y durante ese verano me estuvieron formando”, comenta, y señala que, desde entonces, “fue como vivir un sueño”. “De infantil pasé directamente a juvenil, y ahí jugué en absoluto en Primera B. Tenía quince años y un fin de semana sí y uno no viajaba por toda España. Era genial, porque a mí me gustaba viajar, el baloncesto, y a eso había que sumarle que ambas cosas las hacía con amigas”.
El nacimiento de su tercera hija le hizo dejar el deporte –de los 25 a los 35-, pero según afirma, “retomarlo fue la mejor decisión”. Junto a su hermana, formó un equipo en Aldeamayor con mujeres de diferentes pueblos e incluso de la capital –que en su día habían jugado a nivel nacional-, y a los cinco años de andadura se trasladaron a Boecillo.
Por su parte, Inma empezó jugando en un equipo mixto, ya que por aquel entonces no existían los equipos de fútbol solo de chicas, pero finalmente lo abandonó hasta hace doce años. “Cuando me dijeron que en la liga en la que jugaba mi marido iban a hacer una femenina no lo pensé, y me puse a buscar gente para hacer equipo”, relata. “Desde la Asociación de fútbol sala de Valladolid (ASOFUSA) me ayudaron en la búsqueda, y entre alguna amiga y las interesadas de fuera del pueblo conseguimos poner en marcha el equipo”.
Regreso a los campos y laureles
La representante del fútbol sala boecillano asegura que retomar el deporte al principio le costó “mucho”, pero la pasión que siente por ello le hizo no darse por vencida. “Los primeros años perdíamos todos los partidos, pero a base de entrenar y perfeccionar la técnica, nos fuimos haciendo con alguna liga y copas”. Los hijos, el trabajo y los estilos de vida cambiaron con el paso del tiempo, y todas las que formaban el equipo inicial fueron dejándolo, mientras que Inma se mantuvo firme y desde entonces ha visto cómo el grupo ha evolucionado.
Explica que la liga en la que juegan es a nivel provincial. “Ahora en octubre comenzamos la organizada por ASOFUSA, y a partir de marzo tenemos la de Diputación”. Indica que en la primera se han encontrado con otros pueblos como Pedrajas,
Tudela o Medina del Campo, pero sobre todo con equipos de la capital, ya que en fútbol sala “cuesta mucho” hacer equipos de mujeres, y hay “poca constancia”.
Sanz sostiene que este año ha sido en el que más logros han alcanzado, ya que en ASOFUSA han ganado la Liga, la Copa y la Súper Copa, una cadena de éxitos que les ha llevado al nacional celebrado en Castellón, y aunque la provincia valenciana no les trajo suerte, sí les brindó una bonita experiencia. Del mismo modo, en Diputación alcanzaron el segundo puesto, pues a pesar de ganar todos los partidos jugados, la final se les resistió y finalmente les dio ese segundo escalón en el podio.
En baloncesto, la Liga de Diputación también es su principal nicho de competición, un área en el que son las reinas del juego, ya que tras el triunfo de este año, suman trece victorias consecutivas en este torneo, un laurel que se sienten “muy orgullosas” de llevar año tras año a su pueblo. Pero aquí no acaba la cosa, y es que las jugadoras se han apuntado por primera vez a una competición nacional Over 40 celebrada en Valencia este mes de septiembre, y manteniendo el ritmo de juego y la unión que las caracteriza, se han hecho con un nuevo triunfo, así como con una invitación para próximos encuentros.
Ambas reconocen que desde la llegada de los equipos a Boecillo, la localidad les ha acogido “muy bien”, y este apoyo es lo que ha hecho que desde el Consistorio les invitasen a convertirse en las pregoneras de las fiestas patronales de este año, “una victoria a nivel local totalmente inesperada”, según dice Inma, que cuando se enteró pasó por una fase de incredulidad, otra de efusividad y otra de miedo escénico, pero que todas quedaron en el olvido cuando vio el cariño de sus vecinos, por ella y sus compañeras, desde el balcón de la Casa Consistorial.
Futuro incierto
En su discurso, Inma hizo hincapié en la importancia de eliminar barreras y de abrir la mente en cuanto al deporte femenino, puesto que “aunque es cierto que los hombres nos ponen trabas, también lo es que nosotras somos las primeras en hacerlo”. “Nosotras mismas anteponemos un muro con los hijos como excusa para no practicar deporte, y eso tiene que cambiar. Los hijos son de los dos y es una responsabilidad compartida que también te tiene que dejar tiempo para desconectar”, asegura, y continúa diciendo que “el rato de los entrenamientos y los partidos es nuestro momento, y a él tenemos el mismo derecho nosotras y ellos”. Sentencia que con el Mundial se ha abierto “un poco” la mente, pero que “da pena que haya que ganar un Mundial para que la gente sepa que hay equipos femeninos, porque aunque no ganen siguen estando ahí”.
La jugadora también comenta que las mujeres son más perezosas a la hora de practicar deporte. Sobre esto, Marta coincide, ya que en baloncesto también es complicado compaginar la vida personal y el deporte. “El trabajo y los niños hace que sea difícil que todas vayan a entrenar, pero yo creo que es cuestión de hacer un pequeño esfuerzo y ponerle voluntad”.
En cuanto al futuro de ambos equipos, las dos se muestran algo negativas, ya que ven que la afición es ínfima. “A nosotras nos cuesta mantener el fútbol de mayores, pero es que lo veo también en mi hijo. No hay niñas que se quieran apuntar a jugar”, asevera Inma. Mientras que Marta sostiene que en baloncesto sí hay chicas que llaman para apuntarse, “pero les tengo que decir que no porque en nuestro equipo no tienen cabida”.
Martínez añade que ellas no tienen un entrenador como tal, sino que sus entrenamientos se organizan en función de los conocimientos y valores que adquirieron cuando se iniciaron en el deporte. “No somos entrenadoras, entonces no podemos enseñar, y para jugar con nosotras primero tienen que adquirir la base y la técnica, y para eso tiene que haber alguien que forme una cantera”.
Ambas coinciden en que existe “muy poca” promoción de sus deportes para que haya más equipos de mujeres, tanto en su categoría como en las inferiores, que serán el futuro del deporte base femenino en el pueblo. Y afirman que el fútbol sala y el baloncesto son actividades competitivas, pero también que crean una unión de equipo y unos lazos que son muy importantes, ya que luego eso se refleja en el campo y en la cancha, y es lo que logra las victorias.
Por ello, animan a las instituciones a colaborar más con ellos, no solo económicamente, sino también en la promoción de sendos deportes y en la formación de esa cantera que pueda asegurarles un futuro, para que Boecillo siga teniendo un podio de primer nivel que defienda el deporte femenino en la localidad.