La agrupación es una de las más emblemáticas en el municipio. Aunque el tostón como mascota es su rango más distintivo, fueron pioneros en otras muchas tradiciones
La Peña El Tostón es una de las agrupaciones más emblemáticas de Laguna de Duero, con 38 años de historia y una evolución ligada la transformación de las fiestas locales. Desde sus humildes comienzos, en 1985, con 22 miembros y dos niños, hasta llegar a 70 participantes en su apogeo, esta peña ha sido testigo y protagonista de innumerables momentos festivos en el pueblo, como el inicio del desfile de carrozas durante el desfile de peñas. Visitamos su actual local en la Plaza de la Báscula, donde comparten con Laguna al Día algunos de los momentos que recuerdan con más cariño.
La peña comenzó a formarse cuando sus integrantes tenían alrededor de 25 años. Algunos de estos llegaron desde otras agrupaciones y otros se unieron progresivamente. Siempre ha destacado por su equilibrio de género, ya que se unían principalmente parejas. Con el tiempo, también se sumaron padres e hijos de los miembros, forjando una auténtica familia que durante la última década ha contado con un número de entre 10 y 16 integrantes.
Uno de los aspectos más distintivos de la Peña a lo largo de su historia fue, sin duda, su mascota: el Tostón. Todo comenzó en su primer año, cuando decidieron que querían emular a los antiguos tratantes, quienes solían llevar animales trashumantes por los pueblos. Así, gracias a diferentes conocidos, lograron conseguir un pequeño cerdo que cuidaban con esmero durante las fiestas de cada año. “Era la principal atracción para nuestros hijos y para todos los visitantes, que se quedaban alucinados al ver al cerdo”, recuerdan con nostalgia. Luego de la fiesta, devolvían al cerdo a su ganadero de origen. Además, en esta línea, también solían tener colgados chorizos de mentira hechos con serrín, lo que añadía un toque humorístico y festivo a sus locales.
A lo largo de su historia, El Tostón ha ocupado varios locales que les cedían a cambio de su limpieza, mantenimiento e incluso reforma. El primer lugar que ocupó la Peña fue una casa molinera ubicada cerca de la Avenida de Madrid, en la que se establecieron durante los primeros años. Además, también mantuvieron otro local en la esquina de la Calle Rúa Oscura, en la Plaza Mayor.
También recuerdan que fueron los primeros en conseguir la planta baja del Círculo Católico como sede de su peña. Sin embargo, no solo se ha limitado a vivir buenos momentos con sus integrantes. También fueron los pioneros en ofrecer comida y bebida gratuita a vecinos y otras peñas. Patatas, macarrones y garbanzos son algunas de las raciones que esta peña repartía cada año, siempre de manera altruista. Asimismo, destacan que cada año preparaban cerca de trescientos litros de limonada para todos los visitantes.
La participación en desfiles de carrozas y peñas ha sido una constante en la vida de El Tostón, siendo la primera peña en disfrazarse en conjunto acorde a la carroza que llevaban. A pesar de los cambios en la forma de vivir y celebrar las fiestas, la Peña El Tostón sigue siendo un referente en Laguna de Duero.
Actualmente buscan innovar y mantenerse activos con actividades como concursos de tapas y tortillas o fiestas temáticas con disfraces. Aún guardan en secreto su disfraz para el próximo desfile, una elección que, como es tradición, realizan en el último momento. Su espíritu participativo se mantiene intacto, y sus miembros siguen acudiendo a todo tipo de eventos que se celebran durante las fiestas, desde encierros hasta verbenas. Además, consideran imprescindible peregrinar a la ermita el día siete de septiembre para dejar flores a la Virgen del Villar.
A lo largo de estos 38 años, lo que más ha cambiado ha sido la gente y la forma de ver las fiestas. Antes, las peñas eran lugares abiertos a todos, y se compartían momentos con otras agrupaciones, mientras que ahora se disfruta más en grupos separados. Sin embargo, la Peña El Tostón sigue manteniendo su unión, amistad y su filosofía de ser una peña participativa y abierta, manteniendo vivo el espíritu festivo y el sentido de comunidad que caracteriza a Laguna de Duero.