Tras ganar experiencia en el campo de la impresión 3D y de la programación, el físico lagunero está realizando su doctorado en el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia, en unos de los laboratorios más punteros del mundo, donde estudia efectos cuánticos que permitan crear los materiales del futuro
Las ciencias y las matemáticas han sido, desde siempre, un interesante campo a explorar para Kevin García Díez. Tras completar sus estudios de física en la UVa, el lagunero comenzó a trabajar para cumplir su sueño de hacer un doctorado. Tras ahorrar lo suficiente, hizo un máster en San Sebastián, lo cuál le ha permitido alcanzar un puesto de doctorado en el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia, uno de los centros científicos más punteros a nivel europeo.
¿Qué te han aportado todas tus experiencias laborales que llevaste a cabo al acabar la carrera?
Trabajé unos meses en el campo de la impresión 3D, un campo que desconocía, en una pequeña empresa del Campus Miguel Delibes gracias a una beca de la FUNGE. Esto me sirvió de primera toma de contacto con una empresa del campo tecnológico. Después me ofrecieron un puesto como programador en el Parque Tecnológico de Boecillo, donde comprendí que este mundo es muy amplio y complejo. Esta experiencia me permitió trabajar en Indra, en Madrid, donde aprendí mucho sobre la aviación y el tráfico aéreo, que es fascinante. Allí pude formar parte de grandes proyectos internacionales.
¿En qué consiste tu trabajo como investigador en el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia?
Es algo bastante complejo y difícil de explicar. Básicamente estudio materiales muy pequeños, láminas de materiales de unos pocos átomos de alto. Para esto fabrico estas láminas en una cámara de vacío y las estudio en un STM (Scanning Tunneling Microscope) -un Microscopio de Efecto Túnel-. Este microscopio utiliza el efecto túnel (un fenómeno de física cuántica bastante raro) para hacer imágenes con resolución atómica. Así, permite ver átomos de uno en uno, e incluso moverlos individualmente.
También trabajo en el sincrotrón ALBA, que es un acelerador de partículas. Es un anillo hueco muy grande, de 270 metros de perímetro) en el que giran electrones casi a la velocidad de la luz, con varios imanes que hacen que vibren y emitan radiación, y esta se utiliza para estudiar materiales. El objetivo es entender y llegar a controlar efectos cuánticos en estos materiales para que puedan ser utilizados en un futuro, para fabricar chips de bajo consumo, por ejemplo.
¿Qué logros has conseguido hasta el momento?
De momento he conseguido reproducir resultados previos de otros investigadores, que no es poco. Vemos que las cosas salen y que medimos lo que queremos medir. Lleva mucho tiempo hacer que todo funcione bien, ya que es un sistema muy complejo donde todo es de última tecnología. Conseguir medir todo bien ya es un logro.
¿Qué aplicaciones tienen todos estos trabajos para mejorar la vida de las personas?
Ahora mismo estoy centrado en estudiar materiales compuestos por Bismuto. Mis experimentos se centran en entender la física cuántica y utilizar propiedades para crear estructuras de tamaño nanométrico. Estos materiales podrían usarse en un futuro para fabricar componentes electrónicos o chips que idealmente no tendrían pérdidas energéticas, o estas serían muy bajas: chips que consuman mucha menos energía y que se calienten en mucha menor medida para nuestros móviles u ordenadores.
¿Qué supone trabajar en este centro tan puntero?
Trabajar aquí es como un sueño. Hay pocos laboratorios en España con un Microscopio de Efecto Túnel, y poder ver átomos me encanta. En estas instalaciones trabaja gente de todos los países del mundo, el ambiente es multicultural y nos ayudamos, aprendemos de los demás. Son pocos los laboratorios en España con estas capacidades: ALBA es el único sincrotrón que hay en el país y uno de los pocos en todo el mundo. Estos centros están cofinanciados entre la UE y los gobiernos y generan muchos puestos de trabajo de alta cualificación.
¿En qué situación está la investigación en España?
Por desgracia no se invierte lo suficiente en ciencia y la investigación está poco valorada. Sobrevivir como investigador no es fácil, requiere una vocación altísima. Estamos dejando escapar talento y eso es tirar el dinero, sin hablar de la parte humana. Invertimos menos de la mitad que países como Austria, Alemania, Dinamarca o Bélgica en relación al PIB, y la ciencia da dinero y riqueza, aunque no lo creamos. Los países más desarrollados de Europa lo son porque invierten más en ciencia.
Está muy bien que las empresas privadas inviertan en investigación para mejorar sus productos, pero la ciencia básica y fundamental debe ser pública, ya que es una búsqueda de conocimiento para toda la humanidad. Científicos de todo el mundo colaboran sin pensar en su beneficio individual, sino por resolver un problema abierto. Ninguna empresa habría pagado a Einstein por desarrollar la Teoría de la Relatividad, y hoy sin ella los GPS de nuestros móviles no funcionarían. Sin la física cuántica hoy no tendríamos la tecnología que tenemos. La ciencia básica tiene unos alcances que no llegamos ni a imaginar, y la mayoría de lo que nos rodea tiene su raíz en una idea loca por la que ninguna empresa habría dado un euro. Por eso la inversión pública es fundamental.
¿Cómo compaginas tu vida entre Cataluña y Laguna?
La compagino como puedo (ríe). Por suerte hay vuelos directos de Barcelona a Valladolid y puedo venir a menudo para ver a la familia y los amigos.
¿Te gustaría desarrollar tu futuro en Valladolid? ¿Qué metas te planteas cuando acabes el doctorado?
Sí, me gustaría poder trabajar en Castilla y León. Quiero hacer una estancia internacional de unos meses durante el doctorado para vivir la experiencia y conocer nuevas culturas, pero no quiero irme a trabajar fuera de España durante mucho tiempo. Por desgracia, en investigación es bastante común trabajar fuera de España varios años después del doctorado hasta que consigues volver, si es que lo consigues. Aún queda tiempo y no tengo muy claro cuál será mi futuro, pero me gustaría poder seguir dedicándome a la investigación o a la educación. Mi esperanza al acabar el doctorado es encontrar algún puesto como investigador en Castilla y León, lo más cerca posible de Laguna, pero no descarto ninguna opción.