El secretario general de Comisiones Obreras en Castilla y León hace balance de su trayectoria tras más de cuatro décadas en el sindicato, analizando los retos que se plantean en el horizonte a nivel económico y laboral y advirtiendo acerca del “riesgo” de perder el diálogo social en la comunidad
Vecino de Laguna y máximo representante de CCOO en la comunidad desde 2017, Vicente Andrés tiene 59 años, 44 de los cuáles los ha pasado trabajando por su sindicato. El lagunero hace un repaso de su andadura.
¿Qué circunstancias le llevaron a residir en Laguna de Duero?
Aunque a veces se señale erróneamente que tengo orígenes leoneses, yo soy de Valladolid capital, y tengo ocho apellidos vallisoletanos -ríe-. Cuando volví de la mili en 1984 el sindicato me planteó ir a León a construir la sección de comercio de CCOO, por mi experiencia. Allí me enraicé, conocí a mi mujer y entré a trabajar en la empresa en la que estoy ahora. Cuando volvimos a Valladolid, elegimos vivir en Laguna, donde la vivienda era asequible, y era completamente nuevo en el municipio, del cuál valoro mucho la tranquilidad que ofrece. Soy muy feliz aquí.
¿Cuáles son los orígenes de su militancia sindicalista?
Como se suele decir, ‘de casta le viene al galgo’. Mi abuelo ya era sindicalista en Valladolid, y de hecho estaba entre los capturados en la Casa del Pueblo en 1936. Cuando empecé a trabajar en 1977, con 14 años, me afilié porque tenía esas inquietudes familiares y conectaba con la ideología de izquierdas.
¿Cómo fue la época de efervescencia sindical de la transición?
Para un niño todo aquello se vivía con gran emoción y expectación. Era la ideología de la lucha, de ‘los tuyos’ y de la conciencia de clase. Solía salir de trabajar e ir directamente al sindicato, donde me juntaba con gente mayor que yo cuyos discursos me apasionaban. Todo ello supuso una formación ideológica apasionante, eran tiempos de enfrentamiento continuo, e incluso a veces violento, con grupos de extrema derecha.
¿Cómo valora su trayectoria dentro de CCOO en estos años?
Actualmente tengo una responsabilidad que jamás pensé que podría tener. Soy secretario general de una organización con casi 70.000 afiliados y más de 6.000 delegados, nunca aspiré a esto. Empecé como secretario de Juventud de Comercio en Valladolid y fui adquiriendo responsabilidades hasta llegar aquí. La clave ha sido trabajar siempre para mi clase y encontrar consenso con muchísima gente de ideas muy variadas. Lo que más me gusta son los conflictos, ganar esos litigios, dirigir la lucha contra las grandes multinacionales.
¿Cuáles han sido los principales logros del sindicato?
Conflictos como el de Puertas Norma o Fontaneda han sido todo un éxito, aunque sin duda el proceso de construcción del actual modelo de diálogo social con la administración regional ha sido lo más importante y estoy muy orgulloso de ello. Hemos construido un modelo sindical muy potente y hemos sabido conectar durante años con una administración de derechas para lograr acuerdos que beneficien a la gente. Otro ejemplo es la Ley de Dependencia o la Renta Garantizada. El Ingreso Mínimo Vital ya lo logramos aquí hace 15 años. Los ERE también tuvieron su germen en Castilla y León en 2012. En Ginebra han calificado nuestro modelo como el mejor proceso de diálogo social que había en Europa: un sindicalismo moderno que ha sido capaz de acercar posturas.
¿Considera que ese diálogo social está en peligro?
Sin duda, y es un riesgo serio, aunque todavía tenemos márgenes. Hemos pasado de ser un modelo vanguardista a estar perseguidos. El planteamiento de la parte más radical del gobierno regional es eliminar a los sindicatos de cualquier proceso de intervención. Para evitarlo vamos a tener un conflicto permanente. Queremos evitar la eliminación de ayudas sociales y el próximo 27 de noviembre saldremos a las calles. Además iremos a los tribunales por el incumplimiento de acuerdos firmados en años anteriores, y a las instituciones europeas para recuperar nuestra capacidad de intervención. Vamos a defender lo nuestro.
¿Cuáles considera que son las principales preocupaciones de los trabajadores de la región?
Ahora mismo la principal preocupación es el salario. La reforma laboral está dando sus frutos en cuanto a la estabilidad del empleo, pero se está perdiendo mucho poder adquisitivo. Es algo muy serio, la gente joven cualificada y preparada tiene que buscar oportunidades fuera de España. Ahora, con un IPC del 9%, el problema se ha agravado. En Castilla y León cada vez más familias no llegan a fin de mes, la nueva pobreza se sufre incluso trabajando. Las empresas son las principales responsables de este problema, ya que tienen la filosofía de ganar competitividad a base de pagar bajos salarios, cuando deberían competir en materia de calidad y productividad, no por pagar menos a sus trabajadores.
¿Qué retos hay a medio plazo?
En este momento el principal reto es ser capaces de llegar a un acuerdo con la patronal para esa mejora salarial. Así evitaremos el gran desastre que se presenta para esta comunidad. La región está perdiendo peso en la economía española, y cada vez es más pequeña económica y demográficamente. Tenemos población envejecida, menos servicios públicos y grandes desequilibrios estructurales. Queremos reequilibrar la comunidad, hacerla más competitiva y retener a los jóvenes. Actualmente el futuro es negro en términos económicos, de libertades y culturalmente. Aún así, trabajaremos contra la demagogia y defenderemos a la gente.
¿Se plantea renovar su candidatura para seguir al frente de CCOO?
He pensado en dar el relevo. Tengo 59 años y llevo trabajando desde los 14, he dedicado mi vida laboral al sindicato. Eso sí, me gustaría dejar el testigo siempre que se den unas buenas condiciones dentro de la organización y sin que tengamos una guerra abierta con el gobierno. Lo que tengo claro es que no abandonaré el barco en un momento de dificultad. Sin embargo, si las perspectivas cambian y CCOO está en un buen momento no descarto comenzar mi descanso. Eso sí, confieso que aún no sé si sabré vivir mi día a día al margen del sindicato.