El artista y diseñador boecillano acaba de exponer su muestra ‘Miradas’ en el Centro Cívico, un compendio de retratos donde recopila su trayectoria creativa a través del lápiz y el óleo, y será una de las personalidades reconocidas este año en los Premios Bueyecillo el próximo 8 de julio
Pese a que Aitor Rollán no es especialmente partidario de exponer sus trabajos, años después de su primera muestra en Boecillo ha regresado al Centro Cívico Municipal para llevar a cabo su última muestra. Bajo el título ‘Miradas’, se trata de un compendio de retratos, realizados a lápiz y al óleo, en diferentes estilos, en los que el público boecillano puede encontrar distintos y evocadores encuentros visuales. El artista boecillano reconoce que la exposición -que ha estado abierta hasta el 29 de mayo- no conforma una colección particular, sino que se compone de una selección aleatoria de sus creaciones a las que guarda más cariño. “En mi caso, trabajo en función del gusto, y dejo que las colecciones se vayan creando solas”, apunta Rollán. En su exposición hay referencias de todo tipo, obras surrealistas y conceptuales y otras más puramente realistas.
El boecillano ha regresado al municipio después de que, con tan solo 22 años, se lanzase a recorrer mundo para mejorar su formación artística. Tras estudiar un grado superior de ilustración en la Escuela de Arte de Valladolid, decidió buscar nuevas oportunidades en Barcelona, donde estudió un máster de diseño gráfico y se formó en la Escuela Massana. “Allí estuve siete años, y ello me permitió mejorar muchísimo a nivel artístico y como diseñador”. También residió en Madrid, donde compaginó sus clases de pintura en la Escuela Decinti & Villalon con las clases de dibujo al natural en el Círculo de Bellas Artes.
“Desde que tenía cinco años tenía un lápiz en la mano, y mi madre tuvo mucho que ver en inculcarme el amor por el arte”, afirma el boecillano, quien ya en la adolescencia se dejó cautivar por el arte urbano y paso a paso descubrió su verdadera vocación. Sin duda, la técnica con la que mejor se desenvuelve es el lápiz, aunque también le interesa el óleo y no deja de lado otras formas como la acuarela. Sin duda, las técnicas digitales están muy presentes en su día a día, ya que alterna su perfil creativo con el de diseñador gráfico.
En este ámbito, trabaja realizando encargos para grandes marcas a través de agencias de publicidad o para editoriales. “Es complicado mantenerse únicamente con el arte, merece una dedicación plena y cuando uno no tiene un mecenas detrás es muy complejo”, señala Rollán, quien además realiza encargos personalizados bajo pedido. Como diseñador, el boecillano afirma que “hay mucha competitividad y hay que renovarse continuamente, actualizando las herramientas, pues el mercado y las tendencias exigen nuevos formatos como vídeo o animación. La parte positiva es que en su trabajo puede seguir sacando su creatividad: “cuando diseño sigo usando un lapicero”, apunta. La experiencia y los contactos, admite, son la mejor baza para seguir trabajando a nivel nacional con empresas de primer nivel.
