El regidor de la localidad, Raúl Gómez, fue el encargado de pronunciar el discurso que había preparado el primer alcalde en democracia y pregonero, Adolfo del Campo, y que daba por inauguradas las fiestas en honor a la Virgen de la Salve, apelando a aquellos momentos en los que «la plaza se hacía de palos e incluso la vaca subía al balcón»
Si el sentir de un pueblo se refleja en cómo sus vecinos viven sus tradiciones, Boecillo ha demostrado con creces este jueves que para ellos las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Salve son más que días festivos, sino que son días en los que el arraigo por su pueblo más se pone de manifiesto. Con la plaza Mayor de la localidad a rebosar, y coloreada con un tinte multicolor, los boecillanos han dado por inaugurados lo que ellos llaman «los días más bonitos del año» a través de un discurso en el que se ha puesto de relieve la historia de la localidad, su evolución y la hospitalidad que caracteriza a la gente y que «es lo único que no ha cambiado con los años».
Pasados unos minutos de las ocho de la tarde, Raúl Gómez, regidor del municipio, tomó el micrófono que hubiese pertenecido a Adolfo del Campo, primer alcalde de la democracia, y que por motivos personales no pudo coger, para dar el pistoletazo de salida a las fiestas de su pueblo. Sin embargo, Gómez, quien disculpó ante el pueblo al pregonero, se encargó de leer las líneas que este había preparado para un día tan especial.
Así, ante una marea de peñistas y vecinos que proyectaban hacia él sus ganas de escuchar sus palabras y de comenzar las celebraciones, comenzó el alegato hablando de los cambios que había experimentado Boecillo desde que en 1979 se celebraran las primeras elecciones democráticas. «Por aquella época éramos poco más de 700 habitantes, y los vecinos arrimaban el hombro para poder celebrar nuestras fiestas, las cuales, al igual que ahora, giraban en torno a los toros y el baile».
Recordó cómo la comisión de festejos trabajaba «muy duro» para que en la misma plaza del Ayuntamiento se pudiese realizar la probadilla del ganado. «Montábamos el ruedo con palos y remolques, los animales salían por el callejón de la iglesia y subíamos a la vaca a este mismo balcón… y el baile se situaba a pocos metros de aquí en el salón de baile».
«Mucho ha cambiado Boecillo, y ahora, con más de 4.300 habitantes, celebramos los toros y el baile en el remozado Parque del Tejar. Pero si algo no ha cambiado es su gente, que sigue siendo excepcional. Las peñas, cada vez más y más numerosas, aportan un colorido extraordinario, y su hospitalidad con vecinos y visitantes es conocida por todos».
El regidor acabó el discurso invitando a los presentes a «disfrutar del ambiente que impera en estas fechas y celebrar nuestras fiestas con el júbilo que se merecen, desde el respeto, la paz y la concordia».
Con el grito de ¡Viva la Virgen de la Salve¡, ¡Viva Boecillo¡ y ¡Viva España!, el pregonero dio por finalizada su intervención, dando paso a la música y a los saltos y brindis de los presentes, que acto seguido comenzaron el pasacalles acompañados por la charanga.
Al acto acudieron el diputado provincial del Servicio de Promoción Agroalimentaria y Consumo y Presidente del Patronato de Turismo, Moisés Santana, así como distintos representantes políticos de la zona, como Alberto J. Collantes, alcalde de Viana de Cega, o Avelino Álvarez, alcalde de Laguna de Duero, entre otras autoridades. Todos ellos arroparon a la corporación municipal, cuyos representantes de todas las fuerzas no quisieron perderse este gran inicio de fiestas.