24 de noviembre de 2024
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”Combatir el Covid-19 en primera línea ha sido un enorme reto a nivel profesional y emocional”

Laguneros por el mundo

8 de noviembre de 2020

La fisioterapeuta lagunera ha luchado contra el virus en el servicio de reanimación de su hospital en Lyon, ayudando a los pacientes intubados a recuperar su autonomía pese a la falta de test que, denuncia, han sufrido los profesionales sanitarios.

En medio de una crisis sanitaria global, donde el foco mediático ha ido a parar a los profesionales de la salud, muchos sanitarios españoles han combatido el Covid-19 con la doble dificultad de encontrarse al otro lado de nuestras fronteras. Es el caso de Nuria Carreras, fisioterapeuta lagunera que, tras siete años residiendo en Lyon, ha vivido estos meses su etapa laboral más compleja entre los enfermos más graves del servicio de reanimación de su hospital.

¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional y por qué trabajas actualmente en Lyon?

Estudié Fisioterapia en la UVa, que tiene su sede en Soria, y posteriormente hice un máster de Neurociencias en Salamanca. Además, trabajé dos años en una clínica privada, hasta que decidí marcharme al extranjero. Fue una decisión difícil y preferiría haber optado a otras zonas, como las del mediterráneo, pero terminé en Lyon, donde llevo siete años trabajando en dos hospitales públicos.

¿Qué ventajas has encontrado allí a nivel laboral?

En Francia, en general, los fisioterapeutas estamos mejor valorados. En los hospitales públicos tenemos muchas mejores condiciones en cuanto al horario o las vacaciones, con lo que puedo visitar España habitualmente. También promueven mucho la formación, lo cual me ha permitido especializarme en fisioterapia respiratoria.

¿Qué diferencias aprecias en este sentido con España?

En Francia la fisioterapia está prescrita para casi todas las enfermedades y pacientes, y no es raro ver a 40 o 50 ‘fisios’ en cada hospital, lo cual en España sería inviable, pues en este caso nuestra figura se ve como un suplemento y está aún por desarrollar. En España se debería apostar más por ello, puesto que gracias a nuestra labor se aceleraría muchísimo la salida de pacientes. Además de hacer ejercicios respiratorios preparamos a los pacientes para sus intervenciones o les ayudamos a recuperarse mejor. Es algo que hemos demostrado con el Covid-19, puesto que una persona que lleva dos meses en una cama necesita nuestra terapia para recuperar su autonomía.

¿Cómo has vivido esta crisis sanitaria en tu caso?

En mi caso trabajo en el servicio de reanimación, que es como la UCI en España. He trabajado con pacientes graves, muchos de ellos con máquinas de respiración. Mi papel ha consistido en asistirles en todo el proceso, aplicándoles cuidados vitales y posteriormente ayudándoles a recuperar su autonomía después de pasar tanto tiempo ingresados. Muchos han tenido que volver a aprender prácticamente a sentarse o a caminar, porque se pierde mucha masa muscular en todo este proceso. En esta primera ola prácticamente todas las camas estaban llenas, se tuvieron que crear servicios nuevos y modificar las unidades para dar abasto.

¿Cómo te ha afectado esta experiencia a nivel profesional y emocional?

A nivel profesional ha sido todo un reto, un período muy duro y con mucha carga de trabajo. En el plano emocional ha sido difícil ver cómo moría gente sin poder ver a sus familias, la tristeza de la situación…pero también ha sido positivo el hecho de ver cómo algunos pacientes entraban fatal y, después de salir por propio pie, se seguían acordando de los ‘fisios’ que les habíamos tratado mientras estaban mal. Tengo que decir que en nuestro hospital no nos han hecho test preventivos hasta el mes de junio. Hemos estado más de dos meses trabajando sin saber si teníamos Covid-19, y a los positivos les obligaban a seguir trabajando, de lo cual nos hemos quejado. En Francia está aumentando el número de casos ahora porque en primavera no se hicieron pruebas suficientes.

¿Cómo se presenta la situación de cara al invierno, con todas las medidas que está tomando allí el gobierno?

Presiento que va a ser más de lo mismo, aunque no hemos llegado aún a los niveles de primavera. Se están instaurando más restricciones poco a poco a medida que avanza la segunda ola, con toque de queda y alerta roja en París y en ciudades grandes como Lyon. En cualquier caso, debo decir que en marzo y abril no tuvimos un confinamiento como el de España. Sí que se pedía, desde las autoridades, limitar las salidas innecesarias y se cerraron negocios, pero las calles seguían llenas de gente paseando o haciendo deporte en todo momento.

En general, y pese a las circunstancias, ¿Qué es lo que más valoras de tu vida en Lyon?

Es una ciudad muy bonita y con mucha oferta en general, llena de ambiente joven, animada y con muchos españoles. Estoy muy agradecida a Lyon por la acogida que me ha prestado y por el trabajo que me ha aportado, pero no lo he llegado a sentir como un lugar en el que pueda vivir a largo plazo. Hay algunas cosas, como el carácter francés, a veces un poco cerrado con los españoles -que entienden que estamos aquí únicamente de paso-, que me hace replantearme el lugar donde vivir.

¿Cómo te planteas tu futuro más inmediato?

Llevo varios años planteándome el regreso a España. Las oposiciones para trabajar en la sanidad pública de momento están paradas y sus procesos van muy despacio, así que si quiero trabajar allí sería a través de sustituciones o planteándome buscar trabajo, de nuevo, en el sector privado. Me gustaría volver a España y trabajar en el campo de la fisioterapia respiratoria, y ayudar a impulsar unas técnicas que, en el caso de las UCI españolas, están a años luz. Ante la dificultad de regresar a España, sin embargo, tengo opción, como funcionaria que soy, de pedir plaza en otra ciudad francesa cerca de la frontera. Así estaría mucho más cerca de casa, de mi familia y de mis amigos.