Pablo Martín Díez, consultor político y profesor, desgrana las claves de las últimas elecciones, subrayando la importancia de la relación entre el voto y las emociones
Desde su época de estudiante, en el IES Las Salinas, Pablo Martín Díez tenía claro que lo suyo era la comunicación política. Tras licenciarse en Periodismo y en Historia, se especializó en este sector a través de sendos másters, convirtiéndose, finalmente, en consultor político y coordinador del centro internacional de gobierno y marketing político de la Universidad Camilo José Cela, en Madrid. Allí da clase, además, a aspirantes a consultores y políticos, impartiendo un máster en el que colaboran personalidades de la talla de Vicente Fox o Eduardo Duhalde.
¿Cómo está la situación en España en cuanto a la formación en comunicación política?
Existe mucha oferta, y de hecho hay más programas en las Universidades de los que puede absorber el mercado: al contrario que en latinoamérica, los partidos políticos aquí son endogámicos, no se suelen fiar de asesores externos sino en su propio equipo. Pese a todo, España está más evolucionada que latinoamérica, a cuyos políticos formamos, mientras que seguimos la estela de países como EE UU. En general es un campo que está de moda tras el boom de Podemos y Ciudadanos y gracias incluso a diversas series de televisión que han popularizado nuestro sector.
¿Cómo es la formación que imparte en el máster internacional?
Mi vocación es ayudar a las personas a mejorar sus capacidades, y para ello insisto mucho en la formación práctica. Recientemente he estado en México, Miami y El Salvador, puesto que el máster tiene estancias internacionales. Así, los alumnos -la mayoría, latinoamericanos- pueden conocer a expresidentes de grandes países, quienes les aportan sus vivencias y anécdotas.
Su tesis doctoral es sobre neuropolítica…¿En qué consiste?
Estudio cómo nuestro cerebro reacciona ante los impulsos. Se ha defendido durante siglos la importancia de la razón, pero está científicamente demostrado que las emociones están detrás de las decisiones más importantes de nuestra vida. En el 99% de los casos el voto es una decisión puramente emocional: una sensación o un sentimiento hace que se active nuestro subconsciente y nos decantemos por una opción.
¿Qué herramientas se usan para comprender al votante?
Existe el microtargeting, el estudio de pequeños grupos objetivos para preparar mensajes concretos y personalizados. Las redes sociales se usan para medir la temperatura emocional, y también se utilizan bots programados para dirigir la opinión en algunos foros. El siguiente paso va a ser el uso del whatsapp en la campaña, como se ha hecho en Brasil. Aunque las redes sociales parezcan clave a la hora de crear opinión, los medios generalistas siguen teniendo la mayor influencia.
¿Cómo valora el espíritu crítico en la sociedad española?
Cuanto más educada esté la sociedad mejor vamos a combatir las fake news, y el nivel aún está bajo. Se le concede demasiada autoridad a Internet, estamos influenciados por la filosofía del boca a boca. A su vez, la tecnología evoluciona más rápido que la educación. En cuanto al nivel político no es tan bajo aquí como se piensa, a veces nos reímos de nuestros políticos, pero hay que tener en cuenta el nivel de presión mediática y social al que están sometidos.
Tras los diversos comicios, ¿Qué valoración hace en general?
Se está generando algo peligroso, y es la polarización: el blanco y el negro triunfan ante los grises. Se premia el discurso contundente y ello implica una radicalización. El sistema tiende al bipartidismo por su propia esencia, podríamos volver a los conglomerados electorales a la hora de formar alianzas.
¿Cómo analizaría los resultados municipales en Laguna?
En resumen, los ciudadanos votan personas más que siglas: el personalismo cada vez pesa más en política, especialmente en el ámbito municipal. Tras la renovación de su candidato, IL ha duplicado su resultado de 2011. Según los datos, lo más probable es que la mayoría de sus votos procedan del PSOE, que obtuvo un resultado similar en las autonómicas y en las generales. Similar caso del PSOE es el de Ciudadanos, mientras que el PP mantiene su suelo electoral. Posiblemente una gran parte de votos de IU y Podemos han acabado en PSOE e IL, mientras que VOX parece haberse desinflado.
¿Qué peso tienen las encuestas y los debates entre candidatos?
Yo trabajo codo con codo con una socióloga, y la política debe moverse en torno a la investigación. Las encuestas son fundamentales, pero hay que tener en cuenta que la gente decide el voto incluso el mismo día de elecciones: el grupo de indecisos es cada vez mayor. Los partidos usan las encuestas para jugar a ser el ‘caballo ganador’ o para desmovilizar el voto del partido oponente, pero estas suelen estar hechas de manera rigurosa y son fiables. Lo importante es que marcan la tendencia. En cuanto a los debates, están sustituyendo a los mítines, que están agotados, y realmente movilizan el voto indeciso, pudiendo decantar la balanza. El debate celebrado en Laguna fue algo extraordinario, la única forma de que pudiéramos ver a los candidatos confrontando opiniones.
¿Qué proyectos de futuro tiene?
Me gusta la Universidad, una posible salida sería trabajar en una consultora, pero a mí me gusta ser profesor. No tengo ningún interés en meterme en política, puesto que lo considero una enorme responsabilidad. Mi objetivo es ayudar a quienes lo hacen. Pese a todo lo que se pueda pensar, lo importante de mi oficio es ayudar a los ciudadanos a entender a los políticos, y a los políticos a escuchar a los ciudadanos.