El centro deja fuera a la enfermedad y trabaja con exhaustivos protocolos para ser un espacio seguro
Desde que comenzara la pandemia la residencia Gerohotel de Laguna de Duero, gestionada por Clece Vitam, se ha volcado con la seguridad de todos los que conforman el centro, apostando por unos estrictos protocolos higiénico-sanitarios así como por la realización de test de forma recurrente para conocer en todo momento el estado de salud de sus usuarios, trabajadores y también de las familias.
En este sentido, se han realizado más de 850 pruebas a todos ellos, siendo los residentes los beneficiarios de 469; los empleados han pasado por 356 test y a las visitas se les han hecho 34 test rápidos.
Estos análisis, que se repiten cada quince días a usuarios y trabajadores, aportan tranquilidad y demuestran el buen hacer y el cumplimiento de las medidas por parte de todos, lo que lleva a que no se haya tenido ningún caso de Covid-19 desde marzo.
Visitas seguras
Además, se ofrece la realización de test rápidos gratuitos a los familiares para que los encuentros con sus seres queridos se produzcan con la garantía de que la reunión no va a suponer un peligro para ninguno. Los profesionales del centro también controlan si tienen fiebre o no antes de entrar a la residencia, se desinfectan los zapatos con lejía, las manos con gel hidroalcohólico y la mascarilla, que se les proporciona a su llegada, es obligatoria. “Los encuentros duran una media hora y recomendamos que sea siempre el mismo familiar el que vaya”, asegura Celia María Curieses, médico del centro.
Asimismo, “desde el primer momento se hacen videollamadas a través de tablets que, junto a las visitas, ayudan a los mayores a no perder el contacto con la realidad, aportan mucha tranquilidad y fomentan la estabilidad y el buen ánimo”, destaca, al tiempo que pone en valor las iniciativas del equipo de la residencia, como los vermuts de los domingos, “que están teniendo muy buena acogida”.
A estas pruebas a las visitas se añade la puesta en marcha de una amplia lista de medidas de ámbito higiénico-sanitario por las que se intensifica la limpieza y desinfección de las instalaciones. Así, el personal hace todo lo posible para que las superficies, mobiliario y estancias estén libres de cualquier rastro de elementos patógenos y se presta una atención aún más intensa a aquellos elementos que más contacto tienen, como pueden ser los pasamanos o los pomos.
En este sentido, y para asegurarse de que todo está desinfectado, pasan por auditorías externas que estudian toda la residencia para corroborar que, efectivamente, no hay rastro de coronavirus en ella y cuentan con un estocaje de equipos de protección individual (EPI) suficiente para varias semanas.
Plan de contingencia
Además de estos protocolos propios, Clece ha sumado un plan de contingencia ante un posible brote donde se regulan las técnicas de aislamiento y las medidas a tomar. A esto se une la realización de simulacros de casos positivos en los que participa toda la plantilla. Incluso están señalados los recorridos por los interiores y exteriores del centro y se ha colocado cartelería con las indicaciones pertinentes y a modo de recordatorio de todas las medidas a llevar a cabo.
Se trata, al final, de un conjunto de protocolos muy extenso y detallado en el que se trata la forma de actuar en cada una de las actividades que se realizan dentro del centro residencial para hacer de él un espacio lo más seguro posible a la vez que se mantiene la comunicación de los usuarios con sus familias en todo momento para que se sientan como en su propia casa.
