El gimnasta lagunero lleva dedicándose a este deporte desde que tenía 6 años, y a sus 18 ya se ha proclamado campeón de Europa y campeón y subcampeón del mundo, y ya tiene la vista puesta en llegar a los Juegos Olímpicos 2028.
Como un legado familiar, los hermanos Toribio son toda una saga de gimnastas, pero si hay uno que está destacando especialmente, ese es Nicolás. El joven de 18 años cuenta cómo lleva desde los seis inmerso en este deporte, cuando su hermano Alejandro y él decidieron iniciarse al ver competir a su hermano mayor Héctor. Desde entonces, el trabajo duro, la disciplina y la constancia han sido una tónica en su vida, y embriagado primero por la diversión de «brincar y hacer volteretas», y luego por los retos que este deporte le plateaba, ya ha llegado a competir a nivel europeo y mundial.
En sus comienzos, el lagunero empezó en la modalidad artística, pero años más tarde se enfocó en el trampolín, donde se han fijado todos sus esfuerzos hasta ahora. Concretamente, dentro de esta especialidad, practica trampolín y doble minitramp, y admite que desde que su práctica se ha puesto más seria «es más complicado». «Los entrenamientos son más duros, tienes que ir más horas y por lo tanto tienes menos tiempo para ti y para estudiar… Pero lo que peor llevo son las lesiones», comenta, y admite que «llevo dos años en el equipo absoluto de doble minitramp y, por desgracia, resulta ser uno de los aparatos más lesivos, ya que te machaca los tobillos».
De hecho, durante esta temporada, Nicolás se ha visto afectado por una lesión que le ha impedido participar en todos los campeonatos que tenía previstos. El joven, que recientemente se ha proclamado, junto a su equipo, subcampeón del mundo en Doble Minitramp, explica que esta se produjo en mayo, y que «no sabía cómo iba a llegar a la competición».
«En 2022 quedamos campeones del mundo y también de Europa, y conseguir ser subcampeones esta vez, y más en mis condiciones, es una prueba de que estamos trabajando muy duro y compenetrándonos como equipo, entrenando sin descanso para llegar a dar lo mejor de nosotros mismos y demostrar que somos capaces de ganar medallas a nivel mundial». Sobre esto, revela que el hecho de haber sido elegidos de entre una amplia clasificación de gimnastas brillantes para representar a España es «una satisfacción enorme», ya que demuestra que «todos los sacrificios y las lesiones que sufrimos al entrenar tanto también tienen sus frutos».
Nicolás asegura que el camino hasta llegar al mundial ha sido «muy duro», ya que este año ha comenzado a estudiar una Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto, y compaginarlo todo «se hace cuesta arriba», puesto que «si las cosas no salen como esperas te desmoralizas».
Sin embargo, el lagunero está decidido a seguir creciendo profesionalmente como gimnasta «hasta que su cuerpo aguante». Ya tiene la vista puesta en clasificarse para el Campeonato de Europa 2024 y, a largo plazo, centrarse únicamente en el trampolín para poder llegar a los Juegos Olímpicos de 2028 que se celebrarán en Los Ángeles.
Además, anima a aquellos que quieran seguir sus pasos y les advierte de que la clave en este tipo de deportes es «no dejarse mellar por los errores, sino aprender de ellos y no rendirse para, algún día, cumplir con los objetivos que te plantees».