La joven, ganadora del primer premio local y de la final regional del concurso ‘Three Minute Thesis’ , expuso su trabajo en tan solo tres minutos con el objetivo de hacer llegar a la sociedad los programas y herramientas con los que hacer frente al rechazo desde la base
Si bien es una idea generalizada que las investigaciones suelen ser puramente científicas, la lagunera Paula Molinero ha demostrado que todas las ramas -incluso la psicología y la educación- tienen su nicho de investigación y, en su caso, lleva cuatro años dedicada a estudiar sobre el rechazo entre iguales en Educación Infantil, una ardua tarea que, tras tres intentos, le ha llevado a ganar el primer premio del concurso divulgativo ‘Three Minute Thesis’. En concreto, este programa pretende acercar a la sociedad los diferentes trabajos que realizan los alumnos de doctorado y con el que la joven ha dado a conocer este tipo de “acoso muy ligero” que a veces es casi imperceptible.
Basándose en el proyecto puesto en marcha por el Grupo de Rechazo Entre Iguales (G.R.E.I), así como en referentes en la materia, tales como Inmaculada Sureda, Inés Monjas y su propio director de tesis, Luis Jorge Martín Antón, Paula lleva cuatro años trabajando en este programa, y explica que “cada uno ha hecho el estudio en un campo, bien primaria o secundaria, mientras que en la base, es decir, desde las edades más tempranas, no se había hecho todavía, y es una satisfacción que eso se reconozca y además pueda ser útil para poder hacerle frente”.
Admite además que este es un tema “muy importante de abordar”, ya que así como el bullying tiene una forma de detección más sencilla, este otro tipo de acoso no tanto, “pues no es acoso en sí mismo, sino que simplemente los niños no quieren estar con otros, pero no les hacen nada”. En este sentido, para su tesis Paula ha realizado más de 2.100 entrevistas en ocho escuelas de España y Roma y, mediante juegos, los niños han explicado las razones por las que unos compañeros les caen mejor que otros. A esto le ha sumado cuestionarios con los docentes, y tras volcar los resultados ha extraído las estadísticas para dar lugar a distintos programas de intervención que, mediante “actividades y pruebas de mejora de la autoestima, victimización, discriminación de la agresividad, trabajo en equipo y diversas estrategias permitan ayudar al niño rechazado y trabajar con la clase para que lo incluyan”.
Y esta idea es la que quiso hacer ver a los asistentes al concurso con su exposición en tres minutos de ‘Lo esencial es invisible a los ojos’ y, apoyándose únicamente en una diapositiva, y en su capacidad para “adaptar la jerga científica a un lenguaje más genérico”, apeló “a cómo se vivía antes la infancia y cómo muchos de nosotros podemos recordar con cariño esa época, mientras que otros no pueden por haberse visto solos durante ese período”.
Confirma que en el momento en el que anunciaron su nombre no se lo esperaba. “Después de tres años me sentía como un poco cansina, y aunque a cada edición he aportado algo nuevo, porque un año de investigación da para mucho, no me esperaba que este fuera el definitivo. Además, mi familia y uno de mis directores de tesis estuvieron presentes, lo que no pudo ser en años anteriores, así que parece que, definitivamente, este era mi año”. Añade que se siente “muy agradecida, no solo por el premio económico, sino por el placer y satisfacción que te da que una disciplina que no sea totalmente científica sea reconocida”.
Semanas después, a principios de julio, Molinero veía su trabajo de nuevo reconocido al ganar la final regional del citado concurso, coorganizado por las universidades de Valladolid, León y Burgos. En el certamen colaboraron además las escuelas de doctorado de las tres universidades participantes y contó con el apoyo de la Fundación Universidad de Valladolid, la Fundación General de la Universidad de Burgos y la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa. Molinero logró en este caso la puntuación más alta con la presentación de su tesis, en una final celebrada en el Aula Mergelina de la Universidad de Valladolid ante un centenar de asistentes y por el que recibió una dotación de 2.000 euros que fue entregado de la mano de Enrique Baeyens, vicerrector de Investigación de la UVA.
Un total de 10 investigadores en formación de Castilla y León de diferentes áreas de conocimiento participaron en la final de este concurso divulgativo que ha puesto a prueba sus habilidades de oratoria y retórica para explicar su investigación en tan solo tres minutos, con el único apoyo de una diapositiva, concluyendo una competición cuyo desarrollo previo arrancaba meses atrás con las fases locales en Burgos, León y Valladolid.
Con su tesis ya finalizada, Paula revela que la investigación no termina ahí, pues con los datos ya recabados quiere ampliar el espacio de estudio a más colegios de Italia y Portugal, de tal forma que este sistema de detección y eliminación del rechazo “se extienda lo máximo posible” pues, según expone, “atajar el problema desde la base es fundamental, ya que aún no está cronificado cómo en secundaria o bachillerato y se puede sacar mejor a esos niños del perfil de rechazo”.
Admite que, partiendo de la base y adaptando el sistema de estudio “se podría extrapolar la investigación a otros ámbitos como el laboral, pero lo tendría que realizar gente especializada en este sector. Al final es un trabajo en equipo, y si cada uno podemos intervenir en un área puede que reduzcamos en gran medida el rechazo”. Eso sí, la lagunera apunta que las ayudas a la investigación son “muy necesarias”, debido a que “si no cuentas con un contrato no sabes qué va a ser de ti una vez termines el doctorado, y de eso se tienen que dar cuenta las instituciones”.