Con la misma ilusión que el primer día, la lagunera cumple cuatro décadas con su voz como herramienta principal de trabajo, y pretende seguir emocionando y haciendo disfrutar del acervo musical español allá por donde pase, recuperando y difundiendo aquellas canciones esencia de nuestra cultura.
Dedicada a lo que ella describe como el oficio “más bonito del mundo”, la lagunera Vanesa Muela lleva 41 años y medio subida a los escenarios de todo el mundo con la música tradicional como bandera. Con una voz que emociona y traslada a quien la escucha, la intérprete ha encontrado en el folclore su propio lenguaje, un formato que la ha convertido en referente a nivel internacional y que la presenta como guardiana y difusora de la cultura musical española que nos precede.
Con tan solo cuatro años pisó su primer escenario, y desde entonces no se ha bajado de él, manteniendo la misma ilusión que en sus comienzos y con un aprendizaje constante que le ha hecho enamorarse de su profesión. “Durante estos años he aprendido de mis informantes en el trabajo de campo, así como de los músicos con los que he ido trabajando. Empecé descubriendo el origen y las raíces más puras de la música tradicional, con la que aluciné, y después me he movido hacia sonidos más folk, pero sin abandonar la esencia de la primera”. Vanesa sostiene que la evolución seguirá siendo una tónica en su carrera, ya que “mi forma de sentir y entender el mundo irá variando y enriqueciéndose, pero es la manera natural de crecer y construir cosas nuevas”.
Además de su voz, la cantante tiene un gran repertorio de instrumentos de lo más pintorescos que le acompañan en sus actuaciones, como almireces, sartenes, conchas, instrumentos con parches de piel… pero entre sus preferidos se encuentran las cucharas, que además de ser perfectas para comer sopa, “son muy versátiles a la hora de hacer música y enamoran a todos los públicos”. A las que se una la pandereta, un instrumento con el que se siente “muy identificada”.
Y es con estos utensilios y con su pasión por la música con lo que se ha convertido en otra de las grandes protectoras y encargadas de transmitir la tradición oral. “Desde tiempos inmemoriales las mujeres han sido las transmisoras de toda la cultura tradicional y por supuesto de la música. Ellas cantaban en los bailes los domingos por la tarde, contaban cuentos y leyendas y han sido claves para que llegara hasta nosotros toda esa sabiduría. Quiero pensar que en esta sucesiva cadena de conocimientos yo también estoy aportando algo que heredarán las siguientes generaciones”.
Un trabajo que ya está funcionando, pues, según sostiene, “cada vez con más fuerza la gente joven se está acercando al pasado para descubrir quiénes son y se interesan por nuestra música, explorando la propia cultura y alejándose de la globalización”. Y es que para Vanesa la música tradicional “tiene unos valores y una riqueza infinitos que han hecho que llegue hasta ahora. Con ella canto a la naturaleza, al amor y al desamor, le canto al humor, a la picardía, a los trabajos de antaño… y recordando todas estas cosas intento que no se pierda esa esencia que la hace tan especial”.
Con más de 4.300 conciertos por todo el mundo, 12 grabaciones discográficas –además de las colaboraciones-, dos premios nacionales de folclore y otros diez a nivel de Castilla y León a la ‘pureza creativa’, Vanesa Muela es todo un referente, y arrasa con su música fuera de las fronteras de España. Francia, Portugal, Alemania o Brasil son algunos de los destinos en los que ha llegado al corazón de los oyentes y se ha empapado de sus tradiciones musicales, pero admite que se queda con ganas de ir a EEUU, un sueño que casi cumple en 2020 pero que la pandemia no le permitió. Hasta entonces, sus próximas citas fuera de la Península son en Suecia, con el grupo sueco Grouppa; en Argentina y en Costa de Marfil, estas dos últimas junto al músico Rodrigo Jarabo.
Fotografía: J. González.