Afincada en el edificio Juan de Austria desde 1955, la congregación abandonó su seminario tras ver reducido su número de alumnos, entre protestas y fracasos académicos
Entre los distintos colectivos que han dejado su huella impresa en la historia de Laguna de Duero se encuentran los Padres Redentoristas, una comunidad religiosa que estableció su Seminario Mayor en edificio Juan de Austria –conocido como El Convento- durante más de 15 años. Según recuerdan los vecinos más longevos, el municipio tuvo, tras la Guerra Civil, la influencia de algunos colectivos que a menudo lo visitaban y convivían con los locales, como los militares del acuartelamiento del Pinar de Antequera, los frailes del Abrojo o, más tarde, los citados Redentoristas, cuya sede se estableció en Laguna en 1955.
Aunque el edificio fue construido en los años cuarenta, no fue hasta el inicio del curso escolar 1955-56 cuando se abrió este nuevo Estudiantado por parte de esta congregación. Las amplias instalaciones de ‘El Convento’ permitieron reunirse, para una solemne inauguración, a muchos estudiantes llegados desde Astorga o Granada, donde estudiaban hasta entonces los jóvenes religiosos. En estas nuevas aulas impartirían su formación en materias como la teología o la filosofía, sin restar horas al deporte, la oración o el tiempo libre en plena naturaleza.
La vida de estos seminaristas no fue ajena a la de los laguneros, puesto que muchos de ellos encontraron en su llegada un medio de subsistencia, y en muchas ocasiones los estudiantes participaban en la vida cotidiana del municipio. Sin ir más lejos, en los años sesenta, una época en que el fútbol empezó a causar afición en el municipio, los vecinos subían a jugar o entrenar aprovechando las buenas condiciones del campo de este Seminario, e incluso llegaron a compartir equipo con algunos de sus miembros.
Otros sucesos, en este caso más trágicos, marcaron el día a día de esta época, como el ahogamiento de dos de estos seminaristas, a finales de los cincuenta, en la Playa de Castillejo, donde se estaban refrescando en el período estival. Lo cierto es que, tanto en verano como en invierno, estos jóvenes hacían también vida en el pueblo, y compartían su tiempo con los lugareños.
Los problemas llegaron a finales de los sesenta, cuando la influencia de los ‘nuevos tiempos’ marcados por fenómenos históricos como el mayo del 68 fueron calando entre unos seminaristas cada vez menos comprometidos con su causa. Tal y como relatan los prefectos de la época, en 1968 se inició un nuevo plan académico que reducía a seis los años de estudios y contemplaba solo clases por la mañana. Pero estas actualizaciones no fueron suficientes para mantener el interés de los seminaristas: a principios del curso 1968-69 muchos estudiantes se negaron a asistir a las clases de hebreo al considerarlas “inútiles”. Las tensiones con los profesores fueron constantes, y de tener 102 alumnos, al curso siguiente este número había descendido a los 71.
Los seminaristas seguían solicitando, mes a mes, la dispensa de sus votos, abandonando la congregación. Además de al cierre de parroquias, la congregación se enfrentaba a un Seminario Mayor que se parecía a una “ciudad sin Ley” con estudiantes difíciles de manejar y un fracaso académico galopante entre los alumnos.
Todo ello acabaría poniendo fin al Estudiantado en Laguna de Duero: se decidió que los seminaristas se fueran a una facultad de Teología y quienes quedaban aún matriculados se marcharon, en dos grupos, a Granada y a Salamanca para seguir su formación.
El edificio quedaría en desuso hasta que, en 1973, la Diputación de Valladolid lo adquirió a cargo de una permuta para trasladar allí a los internos del hospicio del Palacio de los Condes de Benavente, que estaba en estado de ruina. Este colegio-residencia se mantuvo operativo hasta 1985. Además, en 1979, la institución provincial trasladó su archivo a una galería de la primera planta del edificio. Ya en 1982, y con motivo de la llegada del mundial de fútbol, se instaló el Centro Territorial de RTVE en una de sus alas –donde aún permanece esperando un próximo traslado-.
Poco después, en 1987, un incendio en el Colegio Zambrana obligó a trasladar provisionalmente sus instalaciones a este edificio. Ese mismo año se inició la actividad del Instituto Mixto en este enclave, compartiendo instalaciones con el Centro de Formación Profesional ‘Torres Quevedo’. En este sentido, las dependencias de este gran edificio siguieron sirviendo para la docencia durante varios años más, hasta el abandono definitivo de la mayoría de sus espacios. Pese a las propuestas de rehabilitar estas instalaciones, el alto coste de reformar y poner en marcha un enclave de tal envergadura ha impedido cualquier iniciativa al respecto.