Diego Cano trabaja en una innovadora empresa de calzado en Australia, donde la pandemia le ha obligado a permanecer una larga temporada sin poder visitar Laguna
Tras estudiar Comercio en la UVa, y después de labrarse su futuro con gran esfuerzo, el lagunero Diego Cano de Pablo ha encontrado su hogar en la lejana Australia, un país donde se ha visto obligado a permanecer los últimos cuatro años por culpa del Covid-19. Por fin, este verano ha podido regresar para visitar a su familia, y para revivir de nuevo las fiestas patronales con sus amigos de toda la vida.
¿De dónde viene tu vocación por el comercio?
Siempre me ha gustado la economía. Me parece fascinante cómo se relacionan las empresas, reguladas por distintos gobiernos y pese a contar con distintas culturas, leyes e impuestos. Elegí Comercio porque me parecía ideal para tener una formación amplia y después especializarme, y tenía bastante carácter internacional.
¿Qué te llevó a emprender tu futuro en Australia?
En un principio fue simplemente por la aventura de viajar y conocer diferentes culturas y experiencias. Después de estar un año de Erasmus en Leeds, quería seguir mejorando mi inglés, ya que en España iba a perderlo, y había escuchado la posibilidad de ir como au pair. Entre Canadá y Australia elegí esta última por ser más exótica y porque ya había contactado con una familia de Melbourne, y fue una muy buena manera de empezar en el país, viviendo una experiencia local auténtica con gente nativa.
¿Cómo fue tu desarrollo laboral desde entonces?
Una vez estaba ya adaptado y conocía a gente empecé a buscar trabajo relacionado con mis estudios. He trabajado en hostelería, en mudanzas, en la construcción y organizando eventos. Lo considero parte de mi experiencia de vida aquí y guardo muy buenos recuerdos, aunque fueran trabajos temporales. Solía empezar a trabajar recomendado por alguien, hasta que empecé a trabajar en el almacén de Bared Footwear hace algo más de cuatro años.
¿En qué consiste actualmente tu trabajo?
Empecé como asistente, y vi que la cultura y la gente eran distintas. Es una empresa muy moderna e inclusiva que pese a la pandemia, y gracias a las ventas online, está en pleno crecimiento. Fui ascendiendo y ahora soy jefe de inventario y responsable de riesgos laborales. Entre mis funciones está organizar productos y distribuirlos en distintas tiendas, y gestiono un equipo de diez personas. Es curioso, pero la compañía fue fundada por Anna, una podóloga de profesión, quien quiso mejorar el diseño del calzado para corregir y evitar problemas gracias a una plantilla especial. La idea es producir zapatos modernos y a la moda pero recomendadas por podólogos. Cuando empecé a trabajar con ellos, no había más de 40 empleados, y ahora somos cerca de 150. Su filosofía es la de las empresas americanas que tratan de ser flexibles, crear buen ambiente de trabajo y cuidar y poner facilidades a los empleados. Tenemos fiestas, eventos, salas de juego, comida y bebida gratis y muchos momentos de relax.
¿Cómo valoras tu estancia en Melbourne?
Después de más de seis años, me siento como en casa. Estoy muy contento y creo que en Australia las oportunidades de trabajo y la calidad de vida son superiores a las de España. A nivel laboral y económico hay más estabilidad, si bien quizás en España la educación y la sanidad sí que están a un nivel similar o mejor. Ahí entra la cuestión de la accesibilidad, pues es cierto que en Australia las mejores guarderías, colegios, universidades y hospitales no están al alcance de muchos. A nivel personal ha sido un viaje que no cambiaría por nada. Ha habido momentos buenos y malos, he empezado desde cero, pero recomiendo la experiencia a todo el mundo. Hay que luchar por lo que quieres y todo depende de ti.
¿Qué ventajas y desventajas tiene vivir en Australia?
El aislamiento de Australia puede tener ventajas, como que no le afecten crisis que pueden iniciarse en Estados Unidos o Europa, pero a la hora de viajar tiene la desventaja de que no hay ningún país a menos de seis horas en avión. Australia es enorme geográficamente y la mayoría de población vive en solo seis ciudades. El concepto de distancia es completamente diferente. Por suerte, Melbourne es una ciudad multicultural, con herencia británica pero también migrantes griegos, italianos, serbios, croatas y ahora chinos e indios.
Por otra parte, Australia tiene una política migratoria muy estricta y controlada. Las visas van cambiando en función de las ocupaciones necesarias. Por ejemplo, en la pandemia han dado más facilidades para atraer médicos y personal sanitario. Además, tienen límite de edad, priorizando a jóvenes por debajo de los 45 años. Esto hace que establecerse sea más complicado, y por ejemplo hay muy pocos españoles en Melbourne, mientras que Sidney se lleva a muchos estudiantes o trabajadores extranjeros.
Como anécdota, algo que me impresionó fue que para los australianos los canguros son una plaga y no les tienen ningún tipo de cariño. Aunque les veamos como un animal icónico para ellos solo son una fuente de problemas.
¿Qué es lo que más has echado de menos y qué ha supuesto para ti poder volver a Laguna?
He echado mucho de menos a la familia y los amigos, sobre todo en fechas importantes del año. También se echa mucho de menos la comida, deberíamos valorarla más en España. La diferencia horaria también puede ser frustrante. De Laguna echo de menos el ambiente cercano que hay y que no existe en una ciudad grande.
Es un pueblo orientado a la gente joven y al deporte, lo cuál valoro personalmente. Tampoco me puedo olvidar de las fiestas de Laguna, ¡a las que voy a volver después de casi siete años! Llevo queriendo ir un tiempo, pero la pandemia ha sido un revés, y con las políticas tan estrictas de Australia no podía arriesgarme a ir y que cerraran las fronteras mientras estaba fuera. Conozco a gente que le ha pasado y no ha podido volver en más de un año. He tenido en todo momento muchas ganas de volver. En concreto, sé que a mi madre, Matilde de Pablo, y a sus hermanas, les hace especial ilusión, igual que me hicierais esta entrevista.
¿Cómo te planteas tu futuro a medio plazo?
Mi plan actual es quedarme en Melbourne indefinidamente, ya que me gusta la vida aquí. Me he aclimatado perfectamente y me siento como en casa, siento que es la decisión correcta. Mis metas laborales son seguir aprendiendo y ganando experiencia en puestos de management y seguir ascendiendo. Además, espero poder conseguir la residencia australiana en uno o dos años.