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Germán Herrera cumple un siglo en Laguna, el municipio que impulsó como alcalde y agricultor

Actualidad

12 de mayo de 2022

La familia Herrera – Tasis celebra este jueves los cien años de este ilustre vecino, ligado desde sus orígenes al municipio, quien ejerció como primer edil durante más de una década y quien puso en valor la huerta lagunera

Pocas veces se encienden tres velas en una tarta de cumpleaños. Más extraño es aún cuando este hecho se produce prácticamente en el mismo lugar en la que el protagonista de la fiesta ha nacido. Este jueves, víspera de San Pedro Regalado, Germán Herrera ha celebrado por todo lo alto, en compañía de su familia, sus cien años. Se trata de una celebración dedicada a un lagunero de pura cepa, quien durante toda su trayectoria vital se ha dedicado a su pueblo y quien ha sabido sacar adelante a una numerosa familia que alcanza la cuarta generación.

Hijo de Juan Herrera y Juliana Santos, matrimonio originario de Laguna y dedicado a la agricultura y a la ganadería, Germán fue, según su familia, un buen hijo y mejor estudiante, quien solía compaginar, en los años veinte, sus estudios con la ayuda en las tareas agrícolas y ganaderos. Estudiaba por entonces en el Instituto Zorrilla de la capital, donde logró acabar el bachillerato junto a otros amigos del municipio que acudían a diario, con sus libros, en bicicleta. «Incluso una temporada en la que me partí una pierna tenía que ir a dar las clases en una yegua, eran siete kilómetros y tardábamos en llegar y en volver», recuerda Germán. Precisamente uno de sus regalos de cumpleaños de sus hijos ha sido un dossier con los archivos de sus calificaciones escolares, recuperados del IES Zorrilla. Como Germán estudió en plena Guerra Civil, en los archivos puede verse que, con motivo de la contienda, la lengua extranjera que se impartía por entonces era el italiano.

Lamentablemente, todas las historias tienen su cara oscura, y en esta ocasión la fatalidad sorprendió a Germán al fallecer su padre a causa de un cáncer, obligándole a dejar los estudios a los 16 años. «Nos venía a visitar el médico del pueblo, que acaba de terminar sus estudios, pero no se pudo hacer nada por él», recuerda Germán. A partir de entonces se dedicó «en cuerpo y alma» a la agricultura y la ganadería, a fin de sacar adelante a su madre Juliana y a sus dos hermanos Alejandra y Mateo. «Y como tenía pocas ocupaciones, pese a estar exento del servicio militar por ser huérfano de padre, le tocó también cumplir con la patria a los 23 años en plena posguerra, en aviación en el pinar de Antequera, durante dos o tres años», señalan sus familiares más cercanos.

Ya en 1950 se casó con Pura Tasis, con quien ha compartido su vida durante 67 años. Posteriormente, en 1957 el poder político del momento le propuso de alcalde del municipio, cargo que desempeñó hasta 1968. «Fueron años de trabajo, tiempo y dedicación para su pueblo, a compaginar con su oficio de agricultor y sin ninguna remuneración», comentan sus familiares. «No recibíamos ni un duro ni yo ni ninguno de los concejales», recuerda Herrera.

«Corrían tiempos difíciles, el pueblo estaba con muchas necesidades de saneamiento de la laguna, asfaltado de calles, agua corriente, alumbrado, mantenimiento de escuelas…. y con un presupuesto de posguerra poco se podía hacer», recuerda Germán. Entre sus logros a la hora de desarrollar el municipio, Germán autorizó a los vecinos del barrio de ‘Villalatas’ a construir sus viviendas «sin más cargas que las estrictamente necesarias para ello, eximiendo a estos del pago de la licencia de obras municipal».

Un ejemplo de los avances que logró el equipo de Herrera en el Consistorio fue la construcción de las escuelas del Cascajo -con sus correspondientes casas para los maestros-, la implantación del sistema de abastecimiento de aguas, la construcción del cuartel de la Guardia Civil, y de 50 viviendas protegidas, además del alumbrado y la báscula municipal, unas inversiones que en el año 1964 costaron más de cinco millones de las antiguas pesetas.

Durante esos años, para mejorar y hacer más rentable la agricultura del pueblo, Germán intentó y propuso hacer la concentración parcelaria que, por decisiones políticas del momento, no se llevó a efecto. Con sus amigos y compañeros de la cámara agraria, además, empezó a poner en valor la huerta de laguna, en especial la producción de guisantes, alubias y pimientos que atrajeron a la famosa industria conservera Navarra, germen de la actual fábrica de congelados de Olmedo, de capital Navarro. También sacó tiempo para su gran afición, la caza, que disfrutó en compañía de sus amigos Mere, Isabelino, Pascual, Ángel, Julián y su cuñado Jesús (Chuli).

Pero sin duda su mejor legado vivo es su familia, compartida con Pura: sus cuatro hijos (Javier, María Jesús, Roberto y César) sus diez nietos y sus ocho biznietos. Todos ellos siguen residiendo en Laguna de Duero y son la herencia de una familia sacrificada, que hoy por hoy sigue compartiendo sus mejores momentos con su querido padre, abuelo y bisabuelo.

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