Esta iniciativa, pionera a nivel nacional y que se ha desarrollado durante este curso, ha tenido como objetivo restringir el uso del móvil y las nuevas tecnologías para evaluar su efecto en los adolescentes
La Diputación de Valladolid, en colaboración con el Ayuntamiento de Boecillo, ha desarrollado a lo largo de 2024 y 2025 el proyecto ‘Apaga y Vámonos’, una iniciativa pionera a nivel nacional cuyo objetivo ha sido reducir los efectos negativos del uso inadecuado de las nuevas tecnologías entre la población adolescente.
Como parte del Plan Sobre Adiciones de la Diputación de Valladolid, y vinculado tanto al VI Plan de Juventud 2024-2027 y al I Plan de Infancia y Adolescencia 2023-2026, el proyecto se ha centrado en promover un uso responsable del móvil, internet y redes sociales, abordando también problemáticas asociadas como el ciberbullying, la adicción a las pantallas, el acceso a contenidos inapropiados, y la afectación del bienestar físico, emocional y académico de los menores.
Boecillo fue el municipio seleccionado por sus características sociológicas y la implicación activa de su comunidad educativa y su tejido social. El experto en TIC y decano del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, David Cortejoso, ha liderado la intervención en las aulas y en distintos entornos sociales, mientras que la empresa Tecnomarketing ha realizado una evaluación metodológicamente rigurosa del impacto del proyecto.
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto ha sido precisamente su enfoque evaluativo. Frente a otros programas preventivos que se limitan a medir la participación o la satisfacción subjetiva, ‘Apaga y Vámonos’ ha buscado abordar el problema a todos los niveles, incluidas las familias, y no se ha limitado a prohibir, sino que se ha centrado en la educación de los padres y las madres de los niños y niñas de 0 a 8 años y de adolescentes y jóvenes de 9 a 16 años.
En este sentido ha apostado por una evaluación basada en la evidencia, con diseño estadístico, elaboración de instrumentos específicos y análisis psicométrico de resultados. Esta metodología ha permitido determinar con precisión si las intervenciones han tenido efectos reales sobre los hábitos digitales de la población adolescente.
Asimismo, ha destacado por fomentar una alianza inédita entre todos los agentes sociales del municipio: responsables políticos, equipos directivos y docentes, AMPAS, monitores deportivos y centros de ocio. La coordinación entre el Plan de Juventud y el Plan de Adicciones ha sido clave para el desarrollo integral de las distintas fases, que comenzaron con una primera charla para padres a cargo de David Cortejoso donde se planteó que son «los mimos progenitores quienes hacen a sus hijos nativos digitales», pues al ser su entorno más próximo, los menores quieren imitarles en el uso de móviles y otros dispositivos, » y se les encumbra como expertos digitales y cuando se les quiere poner límites es más complicado», señalaron.
No obstante, uno de los principales retos encontrados ha sido la dificultad de mantener el compromiso de las familias a lo largo del tiempo. Aunque más de 130 progenitores asistieron a la presentación inicial en el centro cívico, la participación fue disminuyendo progresivamente. Aun así, el esfuerzo conjunto de la comunidad educativa —especialmente el CEIP San Cristóbal y el CEO Boecillo—, el compromiso institucional y la labor educativa de David Cortejoso han contribuido significativamente a los resultados positivos obtenidos.
El proyecto ha sido ampliamente reconocido por su innovación y su capacidad de movilización social, y se perfila como un modelo replicable en otros municipios interesados en la prevención tecnológica y el bienestar adolescente.