9 de mayo de 2024
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‘La nueva burguesía’, por Delfín Lozano

Opinión

10 de enero de 2024

El concepto de burguesía acuñado en la Edad Media es que era una clase social acomodada, compuesta por ciudadanos que tenían en su haber el ser comerciantes, artesanos libres y personas que no estaban sometidas a los señores feudales.

Posiblemente, en este siglo en el que los habitantes del planeta superan ya los 8.000 millones, quizás deberíamos comenzar a estructurar la sociedad de una manera diferente, ya que, como consecuencia de la evolución humana y de la actividad de la ciencia, la longevidad nos lleva a una sociedad diferente.

En una sociedad como la española, comienzan a desfilar una enorme cantidad de personas hacia la jubilación. Muchos de los procedentes del Baby Boom, y que ya supone en la actualidad más del 20% de la población, están pasando a ser jubilados.

Posiblemente se debería analizar el hecho, de que, como siempre en este país, se ha concebido la jubilación como algo muy parecido al final de la vida y no se percibe que, después de una larga actividad, se pueda continuar con una actividad diferente, aunque pueda suceder que una persona viva más tiempo jubilado que trabajando, y esto dentro de un sistema económico como el actual parece inviable.

Posiblemente en la actualidad ya se comienza a apreciar que varias generaciones de personas, que durante su vida han sido enormemente críticos con cualquier sistema implantado y que quizás en muchos casos era comprensible, cuando llegan a este momento de su vida, comienzan a realizar lo que anteriormente habían criticado, con lo cual, de alguna manera, se convierten en una nueva burguesía.

La infinidad de personas que en este país han vivido con un pensamiento crítico y libre durante toda su vida, parece como que hubieran estado defraudando a las siguientes generaciones por varias razones; la primera, porque están demostrando que no eran libres, sino que estaban atrapados en una situación social de la que solo pretendían salir ellos y pasarse al bando de lo que criticaban, pero sin ninguna idea de acometer cambios de futuro para las nuevas generaciones.

Posiblemente no sea entendible que muchas personas que siempre han mantenido un pensamiento crítico y libre y que han sido la base social durante la transición en movimientos ciudadanos, sindicatos de clase, o en infinidad de organizaciones, ahora se rasguen las vestiduras y, como viven bien, dejen toda su actividad en defensa del mantenimiento de los derechos conseguidos y se dediquen a ser solamente jubilados.

Quizás haya cierto error, cansancio o querer dejar el muerto al siguiente, porque inconscientemente muchos ciudadanos, cuando acceden al título de jubilado, y utilizando frases como, “la juventud es el futuro” “tiene que haber savia nueva” o “nosotros ya hemos hecho lo que teníamos que hacer”, dejan toda su actividad en manos de los siguientes y dan la impresión de que pretenden aprovecharse de lo que tanto ha costado conseguir.

Desde un punto de vista puramente humano, se denota con claridad que, independientemente de cual sea su misión en la vida, cada uno actúa con una tendencia natural hacia la época en la que le toca vivir, con lo que, los que adquieren la obligación de gestionar el camino de la sociedad, siempre tienen la tendencia de situarse en la suya, por lo que estas nuevas generaciones deberían trabajar para no perder el tren.

Posiblemente, al menos en España, las generaciones con más de 65 años, que conocieron una situación social muy concreta y dedicaron su vida a trabajar, no han sabido transmitir a sus descendientes un relevo generacional adecuado en todos los aspectos de la vida, y estos a su vez no han sabido entender su transmisión, con lo que vemos cómo la sociedad está cayendo en una excesiva crispación.

Quizás esta nueva burguesía podría ponerse a analizar la situación de la sociedad actual y ver el por qué más de un 42% de ciudadanos, en su franja de 18 a 35 años, ven con buenos ojos ceder la gestión política a gobiernos autoritarios y no comenzar de nuevo una gestión directa, sino continuar con su lucha dialéctica para dar a conocer a quienes no lo conocen, como se vive con gobiernos dictatoriales.

Posiblemente esta nueva burguesía, en vez de centrarse en censurar las actividades de las nuevas generaciones, deberían ser más conscientes de su procedencia y de sus raíces, desaprender muchas de las cosas que realizaron, quizás indebidamente, en sus anteriores actividades, asumiendo, o al menos admitiendo, esta nueva sociedad que tenemos y continuar su actividad social en la forma y manera que toca a cada etapa de la vida.

La llamada crispación global está llegando a situaciones humanamente inaguantables, y mientras esto sucede, ese 1% que domina el mundo, o sea el poder económico, está debatiendo quien manda en él o quien es el más guapo o el más alto, pero no cesan de implicar al 99% de ciudadanos en sus conflictos de poder.

Señores de la nueva burguesía, la vida en el mundo continúa, aunque muy incrementado en población, y los dos grandes bloques están intentando implicar a esta nueva manada mundial, que como consecuencia de su vida anterior, está tocada por el miedo que supone el no poseer dinero. Son, como consecuencia, una buena presa a cazar.

Quizás esta nueva burguesía continúe con los miedos de que sus descendientes no sufran las mismas penalidades que sufrieron ellos y eso les impida hacer otra cosa que no sea asegurar esa faceta, cuando, quizás, una forma de asegurar eso, sería mantener el nivel conseguido con sus luchas continuas, aún conscientes de que lo más difícil sea mantener en el tiempo lo conseguido.

Lógicamente se debe respetar todo lo que hace cada ciudadano cuando se jubila, pero quizás, reflexionando un poco, podamos apreciar lo que ayuda a esta generación de jubilados el mantener algún tipo de actividad, que, de alguna manera, te obliga a socializar, y esta es una fuente de vida, que ayuda a los seres humanos a mantener su mente activada.

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