23 de noviembre de 2024
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‘Una reflexión sobre economía’, por Delfín Lozano

Opinión

10 de octubre de 2023

Aunque la economia sea una actividad profesional, en esta sociedad, cuando se habla de ella, el ciudadano generalmente suele hablar de su economía particular; los medios de comunicación tratan de vender lo que a sus consejos de administración les interesa que digan; los políticos profesionales, siempre lo contrario de lo que digan los que gobiernan, y los expertos, incluidos los premios Nobel, lo conveniente para poder vender sus tesis y sus libros y poder seguir cobrando.

Con este desbarajuste, no hay dios que sea capaz de entender la economia, pero nadie sabe si es la economía o qué, pero lo que sí está claro es que el dinero cada día es más vital y que no puedes salir de casa sin él, salvo que quieras vivir de los demás.

Posiblemente los culpables de una situación tan lamentable de desigualdad como la que existe en el mundo, seamos en principio los propios ciudadanos, después los poderes económicos y, al final, los políticos profesionales, que son los que distribuyen el dinero de nuestros impuestos.

De todas formas hay muchas actuaciones de carácter económico que no se las ve mucho sentido, como el hecho de que los ciudadanos pongan dinero en manos de las instituciones a través de los impuestos y estas no solo decidan su empleo o inversión, sino que, a veces, en especial en épocas electorales, te amenacen con realizar tal o cual Inversión, en función de si les votas o no.

Un clarísimo ejemplo de cómo robar la intención de aportación a los estados a través de los impuestos, es lo sucedido recientemente en un país muy de actualidad, donde se ha pagado a mercenarios con dinero público, o sea, que el ciudadano paga impuestos para que paguen a asesinos y estos puedan actuar con plena impunidad.

La forma de confundir, o al menos de no actuar con algo de pedagogía, se demuestra constantemente, cuando alguna institución pública o privada publica una serie de datos económicos y estos son recogidos por los diferentes medios de comunicación. Luego, una serie de entendidos y doctores en economía, y siempre basándose en los mismos datos, los medios más próximos al gobierno de turno, lo ven como la gran solución para la humanidad y los que son afines a la oposición de turno, como lo más negativo para la ciudadanía.

¿Cómo es posible que, partiendo de los mismos datos, se puedan lanzar opiniones tan dispares? Posiblemente estos señores de la economía, que todos cobran de alguien, no quieran que los ciudadanos aprendan y obtengan criterio, y así poder seguir manipulando a la sociedad con los ojos cerrados.

Quizás nadie deba dudar de la veracidad de los datos que se publican, pero no es muy difícil encontrar conversaciones donde se dice que en mi trabajo tengo un contrato de cuatro horas, aunque luego realizo alguna hora más y lógicamente esas percepciones no me figuran en nómina. Esto, que lo sabe todo el mundo, parece que las instituciones, sus componentes, los sindicatos, la patronal, los diferentes medios de comunicación, etc. no son conocedores de ello.

No siempre, pero con bastante asiduidad, la picaresca humana lleva a algún empleador a declarar solo lo que realmente es oficial y así poder solicitar algún tipo de ayuda a las administraciones públicas por los bajos ingresos obtenidos y el empleado a poder demostrar que sus ingresos no le dan para vivir y que lo tiene muy difícil para llegar a final de mes, con lo cual también precisa algún tipo de ayuda de las administraciones públicas.

La verdad es que se crea al ciudadano un grave problema de interpretación, porque, en casi todos los casos, las analistas suelen ser personas de reconocido prestigio en su campo, y quizás el problema radique en que todos utilizan los mismos datos, pero todos dejan fuera del debate la gravedad de ese 30% de economía sumergida, que, de una u otra manera, afecta al total de la ciudadanía y crea la imposibilidad de disponer de una realidad objetiva de los movimientos de dinero de los ciudadanos.

Quizás, y haciendo uso de la enorme libertad que se pregona que los ciudadanos tienen, nadie quiera reconocer que una cosa son las necesidades vitales y otras el deseo de ser o tener más que el de enfrente, pero que a nadie se le ocurra hacer algún comentario sobre este tema en cualquier ámbito, máxime en redes sociales, porque queda condenado de por vida, para que nadie le escuche.

Posiblemente si analizáramos el proceso del dinero, podríamos ver cómo es el causante de los mayores desastres de la humanidad y de los mayores placeres del ser humano, con lo que, aunque suene a Utopía, la “REGULACION DE LA TENENCIA DE DINERO” es algo que solo el paso del tiempo y la utilización de la mente humana puede resolver.

En momentos concretos, como suele ser ante una cita electoral, aparecen reflexiones sobre lo que conocemos como deuda pública, que lo- es por el hecho de que los préstamos son solicitados por los gobiernos de turno; el debate que se prodiga por parte de la oposición de turno es muy bien acogido por analistas y tertulianos para justificar su actividad, pero nunca se dice cómo actúan los fondos de inversión que los prestan.

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