La plutocracia, o el gobierno de los ricos, va a ser el futuro como forma de gobierno de la sociedad mundial, con el beneplácito de la mayoría de la sociedad y basándose en el único poder real existente, como es el dinero.
Este paso que está dando la sociedad mundial viene a justificar su inicio en la práctica con la celebración de las elecciones en Estados Unidos, donde lógicamente los poderes económicos llevaban trabajándolo los últimos cincuenta años.
Aunque predecir el pasado suele ser bastante fácil, siempre ha habido mentes privilegiadas independientes que se han manifestado en contra de ese camino emprendido por los poderes económicos y los grandes medios de comunicación, casi todos propiedad del dinero, que han estado luchando por esta fase de la vida del ser humano en la Tierra.
Quizás no haga falta ser un gran pensador para darse cuenta de cómo el poder económico, en las últimas décadas, ha estado ojo avizor de que algunos sectores de la economía mundial estaban adquiriendo un poder que en el futuro les podría perjudicar y en cada momento actuaban con la total complacencia del resto de la sociedad, incluidos los profesionales de la política.
En principio se hicieron los dueños del sector armamentista, luego del farmacéutico, a continuación del financiero y el inmobiliario, acabando su trabajo con el poder tecnológico.
Siendo todos muy importantes, la guinda del pastel ha sido la del poder tecnológico, que ahora lo podemos comprobar con las soluciones que aportan a las guerras en Ucrania, Oriente Medio y a las movidas sociales en prácticamente toda Europa, donde el señor de los dineros intenta conseguir la desarticulación del sistema de gestión política, menos malo, y conseguir implantar la plutocracia, es decir lo de casi siempre en la Tierra, que decidan los poderosos, o sea, la ley del más fuerte.
Mientras occidente, en el que también se encuentra Laguna de Duero, continua creyéndose el ombligo del mundo, el resto de países se están posicionando para conseguir lo que occidente está perdiendo con debates, posiblemente lógicos, siempre de acuerdo en el estado en el que nos consideremos, pero lejos de la realidad de las necesidades vitales del ser humano.
Posiblemente con opinar que las guerras abiertas actualmente nos caen bastante lejos, nos conformemos, pero la realidad es que, en una sociedad totalmente globalizada, cualquier movimiento que exista en el mundo nos afecta a todos, sobre todo a nivel económico.
Quizás solo con la crítica directa a los poderes político-económicos, locales, comunitarios, nacionales e incluso vecinales, nos conformemos, pero la realidad es que este país, al igual que la mayoría, dependemos fundamentalmente de los fondos de inversión, que sin saber el color que tienen o de donde son, son realmente los que deciden nuestras vidas y nuestro futuro.
No se debería continuar en este país con esta tendencia, donde da la impresión de que lo que debaten la clase política y los medios de comunicación tiene poco que ver con lo que se suele debatir en la sociedad real.
Al final, alguien está consiguiendo y posiblemente sea lo que han perseguido siempre, parte del sistema económico global, que la mayoría de la sociedad dedique una parte muy importante de su tiempo al ocio y al consumo y que todas las refriegas del binomio políticos-medios de comunicación, que suelen intentar mantener en candelero, tengan solo el objetivo de entretener.
Los datos que se suelen publicar en revistas especializadas como puede ser Forbes dicen que existen en el mundo 2.769 milmillonarios, que tenían en su conjunto, en el año 2024, más de 15,3 billones de dólares de patrimonio, que en ese mismo año han incrementado su fortuna en un 15%, que más de un tercio corresponde a patrimonios heredados y que muchos de ellos se realizan libres de impuestos.
Mientras existen en el mundo más de 3.500 millones de personas con un ingreso diario de unos 6,50 Dólares, algunos milmillonarios incrementaron su patrimonio en los año 2023 y 2024 a un promedio de 2 millones de dólares al día.
Si fuéramos capaces de analizar la situación de los grandes capitales, veríamos que no solo existe una gran desigualdad en el mundo, sino cómo esta se va incrementando constantemente, lo cual al final se visualiza en todos los errores que acarrea el sistema económico actual.
Mientras esto sucede en el mundo, en España la clase política se dedica a insultarse entre ella y a entretener a los ciudadanos con sus gracias y sus polémicas, pero en nada a explicar al pueblo la situación que se nos viene encima, con la enorme guerra comercial emprendida por los poderes económicos.
Posiblemente si la ciudadanía actuara con criterio y no se posicionara en forma de palmeros, estando siempre a favor de lo que decidan sus líderes, no nos encontraríamos con ese cheque en blanco con el que están actuando y consiguiendo que gobierne la plutocracia con tanto descaro.
Quizás nadie pueda entender que una clase política, pagada por los ciudadanos, nos tengan sometidos a un debate que suelen priorizar dentro del mundo de la justicia o a que voten en contra de una actualización de las pensiones, no porque no estén de acuerdo, sino por su lucha por el poder.
