Tras su paso por el Zorrilla en el derbi de la Liga Gonalpi, el equipo ha seguido trabajando duro para mantenerse y poder pasar a la siguiente categoría en la que competir por el ascenso a la Liga Nacional.
Con una mezcla de incredulidad y orgullo, las jugadoras del Atlético Lince de Laguna de Duero aún están asimilando el partido que jugaron el pasado marzo en el Estadio José Zorrilla, un hecho que ha marcado un hito en la historia del equipo y del fútbol femenino y que ha dado a las laguneras unas vivencias que van a atesorar con mucho cariño.
Desde sus inicios en 2018, el proyecto del Lince de crear una cantera de fútbol femenino ha crecido a pasos agigantados, alcanzando hace unos años la liga Nacional y consolidándose como el club del municipio con el equipo de máxima categoría. Javier del Pozo y Óscar Villar, presidente y director deportivo del club respectivamente, explican que, aunque los comienzos fueron duros porque había “mucha reticencia” a que las niñas jugaran al fútbol, “fuimos ascendiendo año a año, llegando a tener equipos en Primera y Segunda División Regional y un equipo en Liga Nacional”. Del Pozo recuerda que “entonces acogimos en Laguna al Real Madrid, al Atlético de Madrid y al Getafe, entre otros, pero no pudimos mantenernos en esa categoría”. Así, tras el descenso, perdieron a muchas jugadoras que fueron reclamadas por clubes con más relevancia, pero eso no les hizo tirar la toalla, sino que continuaron luchando para sacar adelante esta apuesta por el deporte femenino hasta volver a formar un equipo que, aunque totalmente nuevo, enseguida creó los lazos necesarios para enfrentarse a los retos que se les ponían por delante con el objetivo de “volver a llevar al Lince a lo más alto”. Y es en esta escalada donde tanto jugadoras como entrenadores cumplieron el sueño de muchos vallisoletanos; debutar en el Estadio José Zorrilla.
Rafa Salas, entrenador del primer equipo, afirma que fue “una experiencia única”. “No estábamos preparados y aún lo estamos asimilando. Jugar en un campo de esas dimensiones y ante 11.500 personas, cuando estamos acostumbrados a un centenar, fue complicado. Sin embargo, las chicas disfrutaron de la experiencia a pesar del resultado y en el futuro van a poder decir: ¡yo estuve allí! Así que al margen del marcador todos nosotros vivimos aquello como un premio que nos hizo sentir como un equipo y un cuerpo técnico de primera división”.
Añade que las semanas y días previos hasta el partido les dieron muchas anécdotas. Entre risas, rememora que, en el primer entrenamiento tras la noticia “nadie hablaba del tema”, hasta que una de las jugadoras explotó de emoción y empezó a gritar: “¿Es que nadie va a decir nada de que vamos a jugar en el Zorrilla?”. Además, desde la dirección del club tomaron la determinación de pasar el mayor tiempo posible todos juntos antes del partido “para no dar pie a estar en casa montándonos películas de algo que no habíamos vivido”. “Dimos la charla técnica desayunando, al día siguiente comimos y luego fuimos a los partidos de compañeras en los Anexos, y yo creo que ahí fue cuando las jugadoras fueron conscientes de dónde iban a estar en unas horas, porque no querían ni darse la vuelta”.
Salas comenta que las condiciones en el partido no fueron muy favorables, pues muchas jugadoras no pudieron participar -entre ellas la portera-, unas por trabajo y otras por no estar convocadas, algo que apunta “es lo más duro que he vivido como entrenador, decir a unas chicas que no podían jugar en el Zorrilla”.
La capitana del equipo, Lucía Farto, señala que ha cumplido un sueño. “Nunca imaginé que viviría algo así, ni que fuera a tener tanta repercusión, y las sensaciones vividas en el campo me van a acompañar siempre”. Por su parte, Sara Prieto, quien hizo las veces de portera, sostiene que, aunque lo vivió en una posición inusual, pues tuvo que prepararse en una semana, para ella fue una experiencia “grandiosa como futbolista, como mujer y como lagunera”. “Hemos hecho historia y estoy muy orgullosa de llevar el escudo del club con el nombre de mi pueblo a estadios de tan alto nivel, y ahora solo queda seguir trabajando duro porque vamos a dar que hablar”.
En cuanto al futuro, el equipo ya tiene puesta la mirada en sus próximos objetivos, que pasan por mantenerse este año en la Liga Gonalpi y pasar en la próxima temporada a la siguiente categoría para, de aquí a unos años, volver a disputar el puesto para subir a la Liga Nacional, pero no tienen prisa, pues quieren ver cómo se desarrolla el futuro “partido a partido”.