14 de diciembre de 2024
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1980: Laguna se ofrece como municipio candidato para albergar el Nuevo Estadio José Zorrilla

Retrospectiva

18 de mayo de 2022

Cuando se decidió que España acogería el Mundial del 82, se estudió la opción de construir el estadio del Real Valladolid en 36 hectáreas de la zona de Prado Boyal

Miles de aficionados blanquivioletas suben cada fin de semana hasta el Nuevo Estadio José Zorrilla para sufrir y disfrutar con el Real Valladolid. El estadio, apodado “de la pulmonía”, lleva en pie nada menos que cuarenta años y se construyó para albergar partidos del Mundial que se celebró en el país en 1982. Hasta lograr que el 17 de junio, a las 17:15 horas, Checoslovaquia y Kuwait se dieran cita en el césped de un nuevo campo, hizo falta la intervención de muchas personas y el adiós a la que había sido la casa del Pucela, pero que ya no cumplía los requisitos.

Cuando se decidió que España sería la encargada de organizar y acoger el Mundial de 1982, en seguida se inició la búsqueda de sedes por las diferentes ciudades del país. Valladolid, que cumplía todos los requisitos tras el reciente ascenso de su equipo a Primera División, se postuló para ser una de ellas, pero resultó que su estadio no era válido. Se empezó entonces a trabajar para decir adiós al Antiguo José Zorrilla y encontrar un nuevo hogar para la afición pucelana. Una de las primeras ideas que se barajó fue la de hacerlo donde actualmente se encuentran los campos de Pepe Rojo, pero al final se descartó esa posibilidad.

En esa búsqueda a contrarreloj de un lugar que cumpliera todas las condiciones, desde Valladolid se preguntó al Ayuntamiento de Laguna de Duero si ellos disponían de algún lugar que fuese lo suficientemente amplio para la construcción de un estadio. “Les dijimos que sí, sin condiciones” asegura el entonces alcalde del municipio, Francisco Delgado, quien encabezaba el primer gobierno democrático en Laguna desde 1979. Los terrenos donde se iba a hacer el campo de fútbol eran lo que hoy en día es Prado Boyal, y contaban con 36 hectáreas. El proyecto inicial que se presentó contaba con espacio para 38.000 personas, todas sentadas y cubiertas en una grada con un solo anillo de una planta. “Los terrenos eran municipales, por eso pudimos ofrecérselos, porque siempre habían sido del Ayuntamiento”.

Después de estas conversaciones apareció en escena Antonio Alfonso, dueño de una inmobiliaria que cambiaría el destino del Real Valladolid y el plano urbanístico de la ciudad. Parquesol S.A. se había hecho con el Cerro de la Gallinera para construir ahí un barrio de edificios residenciales y buscaba que se produjera una revalorización de la zona. La inmobiliaria cedió los terrenos del Pago “La Barquilla” al Ayuntamiento para que se construyera allí el que sería el nuevo estadio blanquivioleta. “Entraba dentro del guión que pudieran encontrar otros terrenos en otro sitio”, reconoce Francisco Delgado.

Finalmente el club dio el vistobueno y se firmó entre ambos organismos un primer contrato de alquiler por 55 millones de pesetas a cambio de la cesión de los derechos del bar del campo, los ingresos publicitarios y la posibilidad de cobrar las plazas de aparcamiento, aunque esta última nunca llegó a llevarse a cabo. Así empezó la construcción del Nuevo Estadio José Zorrilla, el único campo que se levantó expresamente para ese Mundial.

El siete de febrero se decía adiós al que había sido el feudo pucelano y dos semanas más tarde, el veinte de ese mismo mes, se celebraba la primera victoria contra el Athletic Club en el césped que tendría el papel de sede de un Mundial que sería el foco de atención de muchísimos países.

No cabe duda de que la creación de una infraestructura como esta hubiese supuesto un gran cambio urbanístico para la localidad y, como destaca el por entonces alcalde, “hubiera obligado a Laguna a expandirse por otras zonas”. “Si quieres construir un gran municipio tienes que dotarlo de algunos de los grandes motores de desarrollo, como pueden ser un campo de fútbol o un centro comercial de primer nivel”, cree Francisco Delgado. “Laguna perdió la batalla de los centros comerciales, que años más tarde la ganó Arroyo y por eso se ubica allí una gran instalación comercial”.

El ex alcalde también destaca la importancia que tuvo en el municipio la apuesta por hacer adosados y pisos, en vez de otro tipo de residencias como las de primer nivel que se realizaron en el Camino Viejo de Simancas. “Tiene que haber otro tipo de residencias, y si no las haces tú, como el mercado las demanda, las hacen otros y pierdes la oportunidad”, reconoce. Han pasado 40 años de aquella decisión que podría haber supuesto un cambio para la historia de Laguna y del Real Valladolid, que podían haber visto como sus caminos se unían pero que, al final, nunca se llegaron a juntar.

Fotografía principal: Real Valladolid.

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