La entrenadora del conjunto nacional de gimnasia rítmica afronta el paso por los Juegos Olímpicos de París con «orgullo y satisfacción», y admite que el ejercicio mixto con el que se presentarán en agosto «ha gustado mucho y puede ser una baza fuerte que nos de al menos un diploma olímpico, aunque el llegar hasta aquí ya significa mucho para nosotras»
La lagunera Ana María Pelaz se encuentra en una nebulosa en la que está reviviendo un sueño: participar en los Juegos Olímpicos, aunque esta vez lo hace desde el otro lado, pues tras su paso como atleta por este encuentro mundial en Pekín, vuelve ahora con ganas y mucha ilusión como entrenadora del conjunto nacional de gimnasia rítmica.
¿Qué significa para ti volver a los Juegos pero esta vez como entrenadora?
Es distinto. Ahora lo que siento es cierta responsabilidad. Al final sabes lo que conlleva que salga todo el trabajo adelante y eres más consciente de todo, pero también es todo un orgullo y satisfacción el poder ver que gimnastas que han entrenado contigo desde los 13 años ahora se disponen a cumplir un sueño.
¿Cómo afrontas este reto y qué expectativas tienes?
Lo afrontamos trabajando bastante y lo que queremos es que salga ese esfuerzo se refleje haciendo todo lo que dependa de nosotras, y lo que suceda en la clasificación no lo podemos controlar, ya que son muchos equipos que van a estar muy bien, y todos hemos trabajado para este momento.
La competición se divide en dos jornadas. Primero es la general, en la que hay que clasificarse entre los ocho mejores para poder pasar a la final, y en ambas hay que hacer dos ejercicios buenos. Si sale el trabajo esperamos estar entre los cinco mejores y como mínimo alcanzar un diploma olímpico.
¿Qué es lo más complicado de entrenar a un conjunto nacional?
Te diría que quizá el conseguir que todas las deportistas funcionen como uno solo y hagan los movimientos a la vez. Se han tenido que ir formando como equipo y al principio les costaba mucho más que ahora. Somos seres individuales, que cada uno siente y piensa de una forma, y unir a esas cinco personas para que trabajen a la vez, con el mismo objetivo y la misma energía es complicado.
A poco más de un mes para que llegue el gran momento seguro que los nervios ya están a flor de piel, ¿cómo lo están viviendo tus pupilas? ¿Qué consejos les das desde la experiencia?
Están nerviosas, pero son nervios positivos, es decir, de querer llegar, competir y hacer bien lo que llevan preparando tanto tiempo.
Lo que les aconsejamos es que disfruten, no solo el momento de estar allí, sino también el camino. Se entrenan muchas horas y si no lo haces con gusto, intentando ser feliz y llevándolo lo mejor posible se hace duro y cuesta arriba. Creo que lo están consiguiendo y son un equipo bastante compenetrado. Y una vez en París les decimos que estén muy concentradas pero que también disfruten de cada instante.
¿Cómo es prepararse para los JJOO en cuanto a las rutinas de trabajo y cómo es el día a día de una gimnasta olímpica?
La rutina va cambiando a lo largo de la temporada, porque nosotros hacemos una planificación anual en la que se marcan las cargas de trabajo para ver cuándo tienen que tener más o menos y cuándo parar. Todo está muy estudiado para que lleguen bien preparadas a las citas en concreto, que este año han sido el Campeonato de Europa y la más grande que serán los Juegos Olímpicos.
En cuanto al día a día, este año por ejemplo algunas de ellas no han ido a la universidad, lo que nos ha permitido ampliar horarios, y un ejemplo de día sería que empiecen a entrenar sobre las nueve con una hora de calentamiento y luego ya pasen al aparato, que eso se puede prolongar entre 3 y 4 horas por la mañana y lo mismo por la tarde, puesto que nosotros no entrenamos por horas, sino que lo hacemos por trabajo, una vez que sale el trabajo ya se ha acabado el entrenamiento.
¿Cómo describirías al conjunto nacional de gimnastas?
Son unas atletas muy trabajadoras, con mucho talento y disciplinadas. Tienen algo muy bueno, que es que les gusta salir a competir y se crecen en esos momentos de alta tensión en los que tienen que enfrentarse a un pabellón repleto de gente y hacer el ejercicio perfecto en 2:30. Entre las cinco han creado una energía muy buena y muy bonita en las competiciones con la que hacen frente a las adversidades, además, han sido conscientes de sus fallos y han aprendido de ellos para mejorar, y eso es fundamental en todo deportista.
¿En qué aparato crees que sois más fuertes?
El ejercicio mixto este año lo llevan bastante bien, que tiene cinta y pelota, y la coreografía también ha gustado mucho. En ella hablamos sobre la paz, representando el caos de la vida hasta conseguir la calma. Hemos querido reivindicar la paz por los momentos convulsos que vive el mundo en general y lo hacemos con la música de ‘Imagine’ de John Lennon. Creemos que ese ejercicio puede ser una baza fuerte para nosotras.
¿Qué ha cambiado desde tu época al momento actual que viven las jóvenes?
A nivel de entrenamientos ha cambiado bastante, ya que ahora se controla mucho las planificaciones y cargas de trabajo para que el deportista llegue lo mejor posible. No se entrena por horas, sino por trabajo. Luego a nivel psicológico nosotras no trabajábamos con psicólogo mientras que nuestras deportistas sí, y es algo muy importante para ellas. Cuentan también con apoyo nutricional y fisioterapia… en definitiva muchos departamentos que las acompañan en el camino para que estén lo mejor posible. Así que en ese sentido ha mejorado bastante, lo mismo que ha ocurrido con la visibilidad, donde las redes sociales tienen un papel muy importante.
De cara a los Juegos aún no sé lo que ha podido cambiar hasta que no lo viva, así que habrá que esperar hasta llegar allí.
¿Se sufre más como atleta o como entrenador?
Considero que como entrenador. Como atleta al final estás dentro y si pasa algo el que lo va a solventar es el propio gimnasta, y desde fuera el entrenador solo te puede guiar y acompañar, pero en el momento de salir y competir el deportista está solo y lo que ocurra depende de él.
¿Son tan especiales los Juegos como suelen decir?
Son especiales por todo lo que engloban. Están todos los deportes juntos y es la competición más esperada del deportista, pero creo que también hay otras competiciones importantes y que pueden marcar tu carrera deportiva, como puede ser incluso la propia clasificación para los Juegos. Poder participar en ellos es el colofón final, pero hay otras competiciones muy bonitas a lo largo de la carrera deportiva y del ciclo olímpico que se pueden destacar.
¿Cómo es la vida en torno a la Villa Olímpica?
Se intenta hacer una rutina normal diaria, teniendo en cuenta que no tienes todas las horas que quieras de entrenamiento porque hay muchos más países. Entonces tienes también esos momentos de desconexión en los que quieres ver todo lo que hay en la Villa, como la zona comercial o ver si encuentras a tus deportistas favoritos para tomarte fotos con ellos.
¿Una medalla olímpica cambia la vida de un atleta?
Creo que sí, a nivel sobre todo de visibilidad, pero no para toda tu vida, claro. Hay ciertos deportes que son más importantes a nivel mediático y para esa gente a lo mejor sí que le cambia el tener la medalla, pero no es nuestro caso.
¿Cuándo marcháis para París?
Aún no lo tenemos confirmado, pero hemos escuchado que sobre el 4 de agosto aproximadamente.
¿Cómo motivas a las gimnastas para que tengan inquietudes más allá del deporte?
Todo el cuerpo técnico hemos sido deportistas en diferentes Juegos Olímpicos, de hecho, la seleccionadora es medallista, y al final lo que les inculcamos es que en gimnasia rítmica es muy difícil vivir de ello, por muchas medallas que ganes. Tienes que tener tus estudios y tu preparación para que, si termina tu carrera deportiva, puedas tener un futuro laboral.
Es importante también tener la mente activa y no centrarse únicamente en el deporte, porque si no te acaba desgastando, ya que la rítmica es una disciplina que requiere una mente activa, mucha concentración, técnica y coordinación.