14 de diciembre de 2024
Buscar

Laguna y el origen inglés de la mayor producción de vino de calidad de su historia

Retrospectiva

19 de noviembre de 2024

El colegio San Albano, conocido como el de los ingleses, era el propietario de la explotación vinícola más extensa de la localidad, elaboradores de uno de los mejores vinos de la zona, así como los contribuyentes más importantes que sin vivir en el pueblo dejaron una importante huella en sus calles

Si nos asomásemos por una ventana a la Laguna de hace varios siglos la estampa sería muy diferente a la que vemos ahora. Los altos edificios que en la actualidad ocupan el municipio se cambiarían por una amplia extensión de casas molineras, y el gris del asfalto de carreteras y autovías que lo abrazan no serían más que caminos y sendas circundados por pasto y cultivos. Pero algo que ha cambiado mucho desde entonces, y que esa pequeña ventana al pasado nos mostraría, es la gran superficie de majuelos con los que contaba el pueblo y que eran el gran sustento del mismo.

Generalmente quienes dominaban el cultivo de la vid eran un grupo de labradores ricos miembros de las familias más conocidas de la villa. Sin embargo, la mayor producción -tanto a nivel extensivo como de la calidad de los vinos- tenía origen inglés. Y no es que la uva fuese anglosajona, sino que situados en el pago de Carralapuente, entre los caminos del Abrojo a Simancas y el que va de Laguna a Pesquerón, se ubicaban los cuatro majuelos pertenecientes al Real Colegio de San Albano de Valladolid, más conocido como el de ‘los ingleses’ por estar dedicado a la formación de sacerdotes pertenecientes al país vecino en la teología católica.

Fundado en 1589 por Robert Persons -un jesuita inglés- y bajo la protección de Felipe II, este centro tenía la firme intención de combatir el anglicanismo y el protestantismo educando a sus clérigos en la fe cristiana, y en tanto que cumplían con su propósito religioso, los eclesiásticos también se dedicaban a la viticultura, dando lugar a los vinos de mejor calidad de la zona de Laguna a través de los majuelos que en aquel entonces ocupaban una extensión de 213 aranzanas, lo que hoy en día equivaldría a 95,25 hectáreas y que suponía la cuarta parte de toda la extensión de viñedo que poseía la localidad.

Para el cuidado del cultivo en aquella época existía la figura del cachicán, una especie de guardián que, junto a su mujer, atendía la finca y vivía en la casa de labranza que allí se alzaba y que estaba provista de cuadras, pajar, dos lagares y una bodega, así como un colmenar y un palomar. Y era en esos lagares donde los ingleses elaboraban y guardaban su vino en cubas y carrales, llegando a tener una capacidad de lo que entonces eran 202 moyos, una medida que equivaldría en nuestro tiempo a 3.232 cántaras o 51.712 litros.

La untuosidad de los vinos, unida a su gusto en el paladar, convirtieron las creaciones de los ingleses en las favoritas de la comarca y alrededores, y la significativa producción del colegio lo proclamaron también el mayor contribuyente de Laguna, muy por encima de los grandes hacendados del municipio, según se registró en la Única Contribución de 1771, donde el San Albano aportaba a la localidad 363 reales, mientras que los terratenientes más relevantes como los Verdesoto, el Conde de Orgaz, Joseph Cuesta o Francisco Vizcaya no llegaban en ningún caso a gravar 200 reales.

Con la llegada de la filoxera los viñedos acabaron por arrancarse, cambiando la vid por pino piñonero en algunas zonas, y en la actualidad la propiedad pertenece a un particular con una extensa finca dedicada a los cultivos de regadío. Sin embargo, el importante papel que el colegio de los ingleses tuvo en el municipio no quedó en el olvido, pues aquél mismo apodo con el que el centro educativo era conocido fue tomado por los laguneros para denominar alguna de sus calles y caminos, como la Senda de los ingleses para referirse a la vía que dirigía a donde se encontraba aquella amplia extensión de majuelos.

Además de la de los ingleses, los cultivos de vino de la localidad se ubicaban cerca de la ermita del Villar hasta el límite con el término municipal de La Cistérniga, en el final de Prado Boyal hasta el Pinar de Antequera o en los terrenos entre pinos y encinas desde la actual acequia y hasta el río Duero.
En conjunto, componían una gran producción que extendía sus lagares y bodegas por todo el municipio y que hacían de Laguna un pueblo vinícola, nada que ver con la pequeña gran urbe en la que se ha convertido y donde, a través de nuestra ventana, ya apenas podemos ver los campos que la rodean, pero sí un pequeño atisbo de lo que un día fue y que la historia registró.

Nueva edición disponible

Nueva edición disponible
Hazte ya con la sexagésimo tercera edición de la revista Laguna al Día. Haz clic sobre la imagen para verla online.

También podrás conseguir la revista en papel de forma gratuita en todos los negocios patrocinadores y en la Casa de las Artes.

Lo último