Como buzo profesional, el lagunero es voluntario del Grupo de Salvamento y Rescate, responsables del hallazgo del ultraligero accidentado recientemente en la provincia
Mario González de Buitrago García (Valladolid,1962), ha pasado gran parte de su vida bajo el agua y al servicio a los demás. Durante su carrera en el Grupo de Salvamento y Rescate, ha participado en varias operaciones, incluyendo la búsqueda de Lalo García y el piloto del accidente aéreo del ultraligero en diciembre del pasado año. Además, con su título de instructor nacional de buceo de tres estrellas, técnico deportivo de nivel dos y su experiencia como buzo profesional, ha sido una figura clave en el salvamento provincial. Aunque ha cambiado de residencia, Mario sigue manteniendo lazos fuertes con la comunidad de Laguna, donde ha forjado grandes amistades.
Siendo de interior, ¿Cómo nació su pasión por el buceo?
Empecé por casualidad. Solía ir a la piscina para fortalecer las piernas y recuperarme de una lesión en la rodilla. Como para mí nadar es aburrido, empecé a hacer largos buceando, hasta que un día un Bombero de Valladolid vio que no se me daba mal y me sugirió unirme a la Asociación de Salvamento y Rescate de Castilla y León. Allí saqué el título de buceador hasta las tres estrellas y me convertí en instructor.
¿Cómo se organiza esta Asociación de Salvamento y rescate?
Esta asociación nació en 1984, y tiene buceadores de todo tipo, pero dentro hay rescatadores que, si surge la ocasión, te ofrecen formar parte de su grupo. Llevamos a cabo dos cursos al año y hacemos formaciones muy completas, y como tenemos convenio con el Ayuntamiento de Valladolid y la delegación del Gobierno, prestamos servicio garantizando la seguridad en los eventos deportivos o lúdicos que se hacen en el Pisuerga. Además, cuando hay alguna emergencia, ayudamos a los GEAS de la Guardia Civil en las labores ordenadas por los juzgados que requieran buceo, como rescates o rastreos. Cada vez que algo se hunde o desaparece y puede estar bajo el agua, nos piden que ayudemos, haciendo pareja con los GEAS. A menudo lo que bajamos a buscar en realidad son cadáveres.
¿En qué rescates has participado?
Suelo intervenir un par de veces al año, buscando niños o adultos. Participé en la búsqueda de Lalo García o en la del piloto del último accidente aéreo del Duero. Aunque no sean siempre mediáticos, pues en muchos casos obedecen a suicidios, siempre hay casos de personas que desaparecen bajo el agua.
¿Qué equipo y qué técnicas empleáis?
De las 30 personas que forman parte del Grupo de Rescate, 14 somos rescatadores. Tenemos nuestros vehículos y todo el equipo de buceo propio, y buceamos en traje seco, así que no nos importa la temperatura del agua, incluso estamos preparados para bucear por debajo del hielo. Para localizar cualquier cosa en el fondo instalamos un cabo sumergido, atado con dos pesos muertos, y nos sumergimos para ir cribando el fondo, por parejas, palpaldo, puesto que en el fondo de los ríos hay visibilidad cero. Nos vemos obligados a bucear sin ver el manómetro o el profundímetro, y es difícil identificar lo que tocamos, porque donde la corriente de un río deja un cadáver lo deja todo.
¿Cómo manejáis el riesgo en este tipo de tareas?
Conociendo la técnica y siendo conscientes de nuestras capacidades. La ventaja es que llevamos ya veinte años buceando. Si un remolino o una corriente te lleva, tienes que tener la sangre fría de dejarte llevar. También hay maleza u objetos que te pueden enganchar fácilmente. Yo mismo me quedé atrapado dentro de un carro de la compra que estaba hundido en el fango, y estuve a punto de tener que quitarme el equipo para salir del agua.
¿Cómo ha evolucionado el buceo en estas últimas décadas?
Los materiales han mejorado muchísimo, e invertimos mucho en calidad porque nos jugamos la vida. Es curioso, pero a veces tenemos mejores equipos que los propios GEAS. Ellos son los profesionales y quienes nos han enseñado, pero nos llaman, aparte de por la ayuda, porque saben que disponemos de buenos equipos y barcas.
¿Cómo fue la operación de rescate de diciembre en el Duero?
Estuvo marcada por el frío -hacía cinco grados en el río-, la corriente -de seis nudos- y la nula visibilidad, con arena y arcilla en suspensión. La temperatura era tan baja que el teniente coronel de la Guardia Civil prohibió que buceáramos porque decía que no quería tener ningún muerto por encontrar un cadáver. Una semana antes de que mis compañeros encontrasen el cuerpo del piloto desaparecido, estuve rastreando en ese mismo punto y allí no había nada: La corriente lo arrastró días después, que es lo que suele ocurrir cuando unos restos empiezan a descomponerse.
¿Qué es lo que más te llama la atención del buceo?
No soy objetivo hablando del buceo por razones obvias, para mí es una pasión. Bucear es la actividad más diferente que puedes experimentar en la vida. Cuando controlas la flotabilidad en el mar experimentas las tres dimensiones, es un espacio completamente diferente. En mi caso, en mi tiempo libre hago viajes y, como especialista e instructor en buceo profundo, he llegado a explorar submarinos hundidos de la segunda guerra mundial. Sin ir más lejos mi próximo viaje será al Mar Negro.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiera iniciarse en el mundo del buceo y del salvamento?
Le diría que consiga una buena técnica. Hay que seguir los caminos de formación de buceador deportivo. Nosotros tenemos una nave en la Calle Villalba de los Alcores, donde entrenamos cada jueves. Además de los buceadores, siempre necesitamos gente para llevar las barcas, para apoyarnos desde superficie y darnos materiales y demás, pues son muchas las tareas. Además organizamos muchas actividades, como la fiesta anual de limpieza de la playa del Pisuerga, donde sacamos varios contenedores de chatarra y residuos. Es increible la de objetos que hay en el fondo de los ríos, hemos llegado a encontrar hasta motos, coches o cajas fuertes provenientes de robos a bancos.